Este año se cumple el 150 aniversario de la muerte de la V. M. Cándida de San Agustín, fundadora del convento de San Diego, en Valdepeñas, Ciudad Real. Por este motivo, al comenzar el año, se estudió la posibilidad de realizar una serie de actos con los cuales, todos los alumnos del Colegio "San Agustín", en particular y el pueblo de Valdepeñas, en general, pudiera conocer más profundamente y honrar a quien, desde muy pequeña ya pensaba en consagrarse a Dios y dedicar su vida para el bien de su pueblo y de sus gentes, por lo que son deudores y tienen motivos, más que suficientes, para estar orgullosos y agradecidos a hija y paisana tan ilustre y santa.
La inauguración se hizo el 30 de marzo a las 19 h. coincidiendo con la fecha en que M. Cándida culminó sus días sin haber podido entrar en su amado convento -aun cuando éste estuviera ya terminado muchos años ha-, con una solemne Eucaristía presidida por el Rvd. P. Teófilo Viñas O.S.A. y concelebrada por el capellán de la Cdad. y varios sacerdotes del pueblo. La Coral "Maestro Ibañez", bajo la magistral dirección de Dª Inés Ibañez, se hizo cargo de la parte musical. Todo superó nuestras previsiones ; los valdepeñeros respondieron con presteza al reclamo que se les hizo con carteles y anuncios en los diversos medios de comunicación; la capilla estaba a rebosar y fueron muchos más los que tuvieron que contentarse con seguirlo desde fuera. Al terminar, la poetisa valdepeñera, Dª Teresa Sánchez Laguna, recitó, de forma admirable, un poema compuesto por ella misma para este momento, en honor de M. Cándida. Ese mismo día, por la mañana, ya se había tenido una celebración exclusivamente para los alumnos del Colegio, pues ya se preveía la falta de espacio. La Eucaristía, en este caso, fue presidida por D. Ramón Gª-Saavedra, antiguo alumno del colegio y gran admirador de la M. Cándida. Al finalizar, todos los alumnos unieron sus voces para entonar, por primera vez, el himno al Stmo. Niño Jesús del Consuelo que, luciendo sus mejores galas, presidía la celebración. Dicho himno, ha sido compuesto para tal evento, por D. Gabriel Alcaide, profesor del Colegio y antiguo alumno; la letra es de Dª Angelita Rodero, también valdepeñera. Y como colofón, a todos, profesores y alumnos de 3 - 16 años, se les impuso la medalla del Niño del Consuelo y M. Cándida, que para tal ocasión se mandaron hacer.
Durante todo el curso, en el colegio se ha venido trabajando con los alumnos para dar a conocer a quien ya desde muy niña pensaba en ellos. Los mayores han elaborado trabajos que después han sido expuestos y representados con las nuevas tecnologías, a los más pequeños. Antes de que finalizara, en los locales del colegio, contando siempre con la inestimable colaboración de D. Luis Ferrero Sánchez, gran impulsor de todo lo relaccionado con el Santo Niño y M. Cándida, se ha llevado a cabo la exposición: "SURREXIT DOMINUS VERE", (últimas palabras) pronunciadas por M. Cándida, en aquel Sábado Santo de 1861, cuando las campanas tocaban a gloria. Dicha exposición fue inaugurada por el Sr. Alcalde el día 14 de junio a las 18h; estuvo acompañado por el concejal de cultura y autoridades religiosas y civiles. En ella se han podido contemplar, por primera vez: su ajuar personal y prendas de vestir, labores realizadas por ella misma, libros y documentos originales, restos óseos y fragmentos de la caja donde estuvo enterrada; objetos de culto y devoción personal, así como ornamentos y vasos sagrados donados para la fundación de su "amado convento de Valdepeñas" por su gran bienhechor y amigo D. Francisco de las Herrerías. En tan sólo 6 días que duró la exposición, numerosas personas la han visitado desafiando las elevadas temperaturas que por aquellos días tuvimos que soportar. No querían perderse lo que a juicio de todo visitante "era digno de ver y causaba devoción y recogimiento".
Pero de todo esto, la mayor satisfacción es ver surgir jóvenes que se sienten atraídos irresistiblemente por el Niño del Consuelo y la M. Cándida. Y que quieren y están empeñados en dar a conocer y extender su devoción.
Ha quedado patente que los valdepeñeros que conocen a M. Cándida la aman y admiran profundamente, y que este amor que invernaba en sus corazones como el mosto de sus cepas, surge con vigor, y al igual que en éstas, nuevos brotes revientan con fuerza, presagiando cosecha de frutos abundantes.
