APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 7, 1

sábado, 26 de octubre de 2013
                                                      
                                            VII


                                               DE  LAS  OBRAS  Y  MILAGROS  
                DE  LA  SIERVA  DE  DIOS SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN
                                                  DESPUÉS DE SU MUERTE.
                             


     476.    La fama de santidad de la Madre María Cándida de San Agustín está confirmada con prodigios que después de su muerte ha obrado el Señor por intercesión de esta su Sierva.

     477.    Doña María Juana Díaz y Lima, alma muy favorecida de Dios y muy querida de la Madre María Cándida, fué a quien ésta después de su muerte de ordinario se manifestaba en Toledo y de quien se valía para dar avisos a unos y a otros.

     478.    En la muerte de D. Antonio Jurado, cuñado de dicha doña María Díaz, vió ésta a la Madre María Cándida cómo le asistió tres días y así tuvo una muerte tan buena y tranquila, que el sacerdote que le asistió quedó admirado de ver aquello, sin saber la causa, y decía que había asistido a muchos, pero que no había visto morir así a ninguno. Se salvó D. Antonio y pronto voló al cielo con la Madre María Cándida, según ésta manifestó algunas veces.

      479.    Algunos de los avisos dados el año 1862 por la Madre María Cándida a esta doña María Juana se referían a la fundación de Valdepeñas.

     480.    Doña Josefa Martínez, viuda, natural de Almorox, provincia de Toledo, conoció a la Madre María Cándida y la amaba y veneraba mucho. Necesitada de recursos, empeñó en el Monte de Piedad de Madrid algunas cosas de valor. Estando para vencer el tiempo del empeño y no disponiendo de medios suficientes para el rescate de lo empeñado, resolvió prorrogar el contrato, pagando los intereses respectivos, y conservando así el derecho al rescate. Fué con este objeto al Monte de Piedad y como explicó lo que deseaba, contestaron los empleados que ya estaba renovado dicho contrato, añadiendo, a instancias de la interesada, que lo había renovado una señora vestida de monja para ellos desconocida. Averiguadas las señas comprendió la señora favorecida que  había sido la Madre María Cándida la que de esa manera milagrosa la había socorrido, no teniendo tampoco ella en Madrid ninguna persona conocida que pudiera hacer con ella tal obra de caridad.

     481.    Un caballero, que no sabía nada de su señora ausente, fué preocupado, al convento de Agustinas Concepcionistas de Toledo, vulgo Gaitanas, después de la muerte de la Madre María Cándida a suplicarla diese alguna señal de si a dicha señora pasaba o no algún mal. Sor Luisa de San Rafael fué al sepulcro de la Madre y la dijo: "-Madre Cándida, os suplico deis alguna señal de que no pasa nada a esta señora", y la Madre dió tres golpes en la bóveda, por lo que Sor Luisa dijo al caballero: "-Esté usted tranquilo, que a su señora no le ocurre nada." Y así era, como después se supo.

     482.    Nicanora Sánchez Valdemoro, de Villa del Prado, a los pocos años de casada padeció grandes dolores, estuvo gravísima y quedó imposibilitada. Su madre Eugenia, que había conocido a la Madre María Cándida y era su devota, recomendó a la hija que pidiese la salud a la Madre Cándida; hízolo así ésta y al día siguiente amaneció completamente buena, quedando todos admirados de este hecho. Luisa Hernández, hija de la favorecida con este milagro, atestigua que se lo oyó contar así a su difunta madre, la cual murió hace cuarenta y dos años. 

     483.    El día en que fueron trasladados, el año 1876, los restos de la Madre María Cándida del convento de Agustinas, llamadas Gaitanas, de Toledo al de Valdepeñas por ella fundado, un hombre paralítico, cuando pasaba por Valdepeñas el cortejo que conducía el cuerpo de la Sierva de Dios, comenzó a clamar diciendo: "-Madre Cándida, ya que tanto amor y devoción os he tenido, haced que yo pueda andar y acompañaros hasta el convento"; y al momento se sintió sano, tiró las muletas y pudo acompañar por su pie a los que llevaban los restos de la Madre Cándida hasta el convento.

     484.    Estaba en el muro, como lo está hoy, encima del sepulcro de la Madre María Cándida, pendiente, en su parte alta, de dos fuertes clavos y correspondientes anillas, un cuadro sin marco pintado al óleo, que representa la visión de San Diego de Alcalá, el Beato Julián de San Agustín y Santa Teresa de Jesús, que dicha Madre tuvo en la noche del 11 de Noviembre de 1828, y la curación milagrosa en ella obrada entonces por el mencionado San Diego. Este cuadro, al pronunciar el sacerdote el nombre de María Cándida en la oración final de las honras celebradas en sufragio de su alma al día siguiente de la traslación de sus restos, cayó y quedó derecho sobre el sepulcro sin que se hubiesen movido los clavos ni las anillas de que pendía, cosa que llamó grandemente la atención de los presentes, gritando doña Juana Vizcaíno: "¡Milagro, milagro!"    



Cuadro que representa a San Diego de Alcalá curando a la Madre Cándida de San Agustín 

     485.    Una costurera, que quería ser organista en el convento de Agustinas de Valdepeñas, tuvo un gran flemón, llevaba enferma muchos días y no podía ni hablar. Una mañana, loca de dolor, fué a casa de la señora donde trabajaba a decir que no podía trabajar, pues no tenía ni un momento de reposo; pero entonces se acordó de que dicha señora tenía un diente de la Madre María Cándida y pidió por favor que se le diera; se lo puso en el carrillo y empezó a rezar. No pasó un cuarto de hora cuando la joven se levantó, escupe un poco y dice: "-Ya estoy bien, ya me ha curado la Madre"; y , en efecto, se puso a trabajar y luego comió sin dificultad alguna.

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APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 6, 4

lunes, 21 de octubre de 2013
     466.    Don Eusebio Vasco, abogado, que a sus padres y tíos ha oído decir muchas cosas de su paisana la Madre María Cándida de San Agustín, persuadido de la santidad de ella, ha procurado salvar de la destrucción la pila en que fué bautizada, llevándola a su casa y conservándola con religioso respeto. Posee con igual veneración un trozo del velo, varias cartas, una fotografía ampliada de uno de los retratos al óleo de la Madre y un cuadro que, sirviéndose de dicha fotografía, mandó hacer a un pintor.                        

     467.    Las mujeres casadas de Valdepeñas tienen especial devoción a la Madre María Cándida y para librar bien en sus partos van en busca de una de las correas que la Madre usó en vida, con cuya aplicación creen poder salvar de todo peligro, y no ven defraudadas sus esperanzas.

     468.    Doña María Tormejón, hija de D. Bernardino Tormejón, había conocido y tratado, además de sus propios padres, muchas otras personas, que a su vez conocieron y trataron a la Madre María Cándida, y en unión de otras personas hacía diligencias por conocer mejor, para gloria de Dios, la santa vida de dicha Madre.

     469.    Con este objeto escribió a la Superiora de las Agustinas de Valdepeñas, Sor Catalina del Consuelo, la cual, entre otras cosas, la decía en su contestación: "En lo que me dice usted si tenemos alguna cosa de nuestra querida Madre Cándida..., con bastante sentimiento digo a ustedes que nada tenemos, aunque mucho, muchísimo desearíamos poseer alguna cosa de su vida..., sólo tenemos una copia del milagro que hizo San Diego con nuestra querida Madre, de que ya ustedes saben... ¡Madre mía! ¡quién tuviera algo más de tu santa vida y que fuera servido el Señor de hacerte conocer para su honra y gloria!... Deseamos mucho que resulten favorables sus diligencias y puedan conseguir, para gloria de Dios Nuestro Señor, siquiera alguna cosa (de las muchas que indudablemente habrá en su vida) que la glorifique y saque del silencio, si es la divina voluntad."


Objetos personales de la V. Madre Cándida de San Agustín que se conservan en el convento de Valdepeñas

     470.    Había presentado doña María Tormejón la citada carta de la Madre Catalina del Consuelo a D. Anastasio Sotés, hijo también de confesión del P. Sabas Trapiella. Tenía ya don Anastasio copia de los Apuntes de D. Manuel Raposo y de la Declaración de la Madre Dolores de Jesús, relativos a la vida de la Madre María Cándida de San Agustín, que él había sacado fielmente de sus respectivos originales, y muerta al poco tiempo doña María Tormejón, puso él manos a la obra de adquirir más noticias acerca de la vida de la misma Madre María Cándida.

     471.    Tal opinión tenía D. Anastasio de la santidad de la Madre María Cándida que, viviendo aún D. Manuel Raposo, le dijo: "-¡Qué lástima que el confesor no mandase a la Madre Cándida que escribiese su vida!", a lo que contestó D. Manuel: "-Ya la dejó escrita en dos tomos".

     472.    Por medio de un religiso de San Juan de Dios hizo D. Anastasio escribir a Toledo, y la Priora de la Agustinas Concepcionistas, vulgo Gaitanas, en cuyo convento murió la Madre, contestó, entre otras cosas, que ésta por orden del confesor escribió su propia vida.


Certificado de la curación milagrosa de San Diego de Alcalá a la Madre Cándida

     473.    Recogidas las noticias que pudo recoger y copiadas a continuación de dichos Apuntes y Declaración, determinó dar el cuaderno a los PP. Agustinos, por si pudiera servir para el proceso de beatificación de la misma Madre, y así lo hizo por medio del Ilmo. Sr. Soto y Mancera, auditor de la Rota española y después Obispo de Badajoz.

     474.    Doña Josefa Sotés, hija de D. Anastasio Sotés y su legítima esposa Ignacia Mendaza, residente en Zúñiga, conservaba con veneración unas cartas de la Madre María Cándida de San Agustín a D. Manuel Raposo, con otros objetos que pertenecieron a dicha Madre y ella había recibido a la muerte de sus padres. Al entregar el año 1915   a los PP. Agustinos dichas cartas por conducto del R. P. Juan Grande Antía, religioso de San Juan de Dios, ha querido conservar cono reliquias un pedazo del velo de la misma Madre y una especie de carterita que en vida usó. 

     475.    Doña Juana Torres, hija de D. Manuel Torres, que siendo niña se halló presente el año 1876 con su padre y su tía doña Juana Vizcaíno a la traslación de los restos de la Madre María Cándida de San Agustín, de oir contar a su padre y a su tía la vida portentosa de dicha Madre, llegó a tenerla en gran veneración. A la muerte de la tía conservó como reliquias algunas de las cartas de la Madre María Cándida, dirigidas a sus mencionados tía y padre, juntamente con un trozo de su velo, la muñeca vestida de religiosa agustina por la misma Madre, el cuadro al óleo que la representa y el diente regalado por la Madre Sor Luisa a doña Juana Vizcaíno. En tal estima y veneración tiene doña Juana Torres a la Madre María Cándida, que se le hace duro verse privada, aun por poco tiempo, del cuadro que la representa; y obligada por su misma devoción a prestarlo el año 1918 a la Postulación Agustiniana, para servirse de él y sacar diversas copias, lo sustituyó poniendo en su lugar una estampita de la misma Madre.




Muñeca vestida con el hábito blanco que las agustinas usaban a diario, 
el negro se reservaba para las fiestas y solemnidades.



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APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 6, 3

miércoles, 16 de octubre de 2013


     451.    Jacinto López, de Villa del Prado, visitó muchas veces, varias de ellas acompañado de su esposa Faustina Martín, a la Madre María Cándida, a la cual veneraba como santa, y como tal siguió venerándola después de muerta. Asistió devotamente a la traslación de sus restos en Toledo, tocó a su boca, que estaba fresca como el día en que murió, el rosario que usaba, y conservó con gran veneración una fotografía de uno de los retratos al óleo que representan a la Madre. Por tan santa la tenía, que en el rezo con su familia, después de las comidas, entre los Padrenuestros que rezaba, uno era de devoción a la Madre María Caádida, diciendo: "-Un Padrenuestro a la Madre María Cándida, no porque ella lo necesite, que es una santa, sino para que nos proteja e interceda por nosotros." Constantemente llevaba en el bolsillo el rosario que había tocado a su boca; de él se servía en la práctica de esa devoción, y en su muerte dispuso que fuese para una nieta que hoy lo conserva. Y la fotografía del retrato de la Madre quiso que le acompañase en el sepulcro, ordenando que se la pusiesen en la mortaja, orden que cumplieron religiosamente sus hijos el 31 de Diciembre de 1900, en que él murió santamente.

     452.    Don Paz García Valliano, farmacéutico en  Villa del Prado, juntamente con su esposa Joaquina García, continuó teniendo y venerando como santa a la Madre María Cándida después de muerta, se hizo con la fotografía del retrato al óleo de la misma y conservó con grande estima como alguna carta que de ella había recibido. Tal era la devoción de Don Paz y su esposa a la Madre María Cándida que en el rezo diario del Rosario añadían y se encomendaban con un Padrenuestro a ella denominándola "La Monja Santa".

     453.    Doña Petra García, hija de D. Paz García Valliano y de doña Joaquina García, heredó de sus padres la veneración y devoción a la Madre María Cándida, invocándola frecuentísimamente como santa y rezándola todos los días en tal concepto un Padrenuestro para que la proteja y ampare en sus necesidades. Conseva asimismo con gran estima la fotografía de uno de los retratos al óleo de dicha Madre, que fué de sus difuntos padres.

     454.    Doña Romana Reolid tuvo, como sus padres y hermanos, en opinión de santa a la Madre María Cándida, y como tal ha seguido y sigue teniéndola, profesándola verdadera devoción y venerándola con gran piedad en una fotografía de uno de los retratos al óleo que representan a la Madre María Cándida, fotografía que conserva con tanta estimación que por nada ha consentido ni consiente desprenderse de ella. De tal devoción ha experimentado doña Romana saludables efectos, pudiendo calificarse algunos de verdadero prodigio.

     455.    Doña Juana Vizcaíno, que trató mucho en vida con la Madre María Cándida, la veneró como madre, queriendo ser religiosa de su fundación de Valdepeñas, aunque no llegó a serlo, y la ayudó cuanto pudo para dicha fundación, socorriéndola también con sus limosnas; la siguió venerando como santa después de muerta, encomendándose en sus necesidades a ella; conservó como reliquias muchas cartas que de ella había recibido, un trozo de velo, una muñeca vestida de religiosa agustina por la misma Madre María Cándida y un cuadro al óleo que la representa; asistió con devoción   a la traslación de sus restos el año 1876, y procuró, por medio de la Madre Luisa, primera discípula de la Madre, hacerse con alguna reliquia de ella, consiguiendo que la diese un diente, por el cual obró después el Señor algunos milagros.

     456.    Doña Jacoba Aguado, muy amiga de la Madre  Cándida, a la que visitaba con frecuencia en el convento de Agustinas Magdalenas de Alcalá, conservaba con gran veneración un pañuelo calado y bordado por dicha Madre y quiso que después de su muerte fuese restituido al expresado convento para que se conservase en él como reliquia.

     457.    Don Antonio Puerta, canónigo de Alcalá y después de Toledo, tuvo en vida por santa, y como tal siguió teniéndola después de muerta, a la Madre María Cándida, y hacia el año 1880, llevó de Toledo y entregó al convento de Agustinas Magdalenas de Alcalá una fotografía de las pocas que entonces existían, de un retrato al óleo de la misma Madre, encargando a las religiosas que lo tuviesen como una reliquia.

     458.    En la Comunidad de Agustinas Magdalenas de Alcalá, en cuyo convento la Madre María Cándida vivió más de veintisiete años, siempre ha habido después de su muerte algunas religiosas que la han tenido por santa, como las hermanas Manuela de San Felipe y Francisca de los Dolores y la Madre Juana de Santa Teresa. Ésta, que falleció en 1909, conservaba con veneración un Corazón de Jesús pintado por la Madre María Cándida, en un trozo de papel, con la inscripción, "Detente: el Corazón de Jesús está conmigo", y se servía de él como de registro en su breviario. 



Santísimo Niño Jesús del Consuelo con quien la Madre Cándida mantenía una tierna familiaridad y actualmente
se venera en el Convento de Valdepeñas, por ella fundado.

     459.    La misma Comunidad de Madre Agustinas Magdalenas de Alcalá ha recibido y conserva con aprecio y veneración el pañuelo  calado y bordado por la Madre Cándida, restituido al convento después de la muerte de doña Jacoba Aguado y la fotografía del retrato al óleo de la misma Madre, regalada por el señor canónigo D. Antonio Puerta. Conserva asimismo, con religiosa estima el Corazón de Jesús pintado por la Madre María Cándida, varios libros con el nombre de ella y la mesa que fué de su uso, deseando que esta su ilustre hija llegue cuanto antes a ser venerada en los altares.

     460.    El P. Sabas Trapiella, docto y virtuso sacerdote de la Compañía de Jesús, que entre sus hijos de confesión contaba a D. Manuel Raposo, hizo el año 1866 un viaje a Toledo para visitar al prodigioso Niño Jesús del Consuelo de la Madre María Cándida, y puesto al habla con la Madre Dolores de Jesús, compañera que había sido de dicha Madre María Cándida desde el año 1827,  la instó y apremió vivamente para que escribiese lo que sabía de dicha Madre, diciéndola que estaba defraudando a Dios Nuestro si no lo hacía así para su mayor gloria; tal era el concepto que tenía de la santidad de la Madre María Cándida.


     461.    La Madre Dolores escribió el mismo año una compendiosa Declaración relativa a la vida de la misma Madre María Cándida, y se la remitió al expresado P. Sabas Trapiella. Empieza así: "Yo, Sor María Dolores de Jesús, declaro lo que he visto y sé de mi Madre Sor Cándida de San Agustín, que estuve a su lado desde el año 27 hasta el 61, que murió el 30 de Marzo. Lo que yo no he visto me lo tiene dicho la misma.- Toledo, a 6 de Marzo de 1866."

     462.    La misma Madre Dolores de Jesús, que en vida había tenido y venerado como santa a la Madre María Cándida, como tal la tuvo y veneró después de muerta y como tal la invocó en la hora de su muerte, que fué la de los justos, acaecida el 4 de Abril de 1879, en el convento de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas, cuya fundación había continuado y llevado a cabo después de muerta la Madre María Cándida de San Agustín.

     463.    La Comunidad de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas, siempre ha tenido, y tiene en concepto de santa, a su fundadora la Madre María Cándida de San Agustín, y conserva con religiosa veneración y como preciosas reliquias, un diente y dos pañuelos con algunas señales de sangre de ella. Conserva, además, el crucifijo que constantemente llevaba consigo, un trozo del velo , dos correas con que ceñía el hábito, un par de medias y algunas vendas que fueron de su uso. Igualmente dos sillas, una grande, de brazos, y otra pequeña, unas tijeras pequeñas, una de las muletitas de mano, de que se servía para andar en los últimos meses de su vida, y varios libros de edificante lectura que llevan de propia mano escrito el nombre de la Madre María Cándida. Asímismo un crucifijo grande, de mesa, y las imágenes de San Felipe Neri, San Diego de Alcalá y San Francisco de Paula, que con la preciosa y milagrosa del Niño Jesús del Consuelo, tenía la Madre fundadora en su celda. Finalmente, dos retratos al óleo de la misma Madre, enviados al convento por doña Juana Vizcaíno.


Crucifijo de mesa que perteneció a la Madre Cándida de San Agustín 


     464.    El Vicario General del Priorato de las Ordenes militares D. Clemente León y Rivas, contestando a la Presidenta del convento de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas que le avisaba de la traslación de los restos de la Madre María Cándida de San Agustín, se congratuló con ella y con toda la Comunidad por tan fausto acontecimiento, y, después de calificar de venerables dichos restos, añadió: "Tampoco dudo  que la presencia de los mismos enardecerá los corazones de sus hijas, llamándolas al cumplimiento de sus particulares deberes, y a la práctica de todas las virtudes de que su venerada Madre dió un constante ejemplo". 

     465.    Don Gabino Marqués, Dignidad de Tesorero de la Iglesia Primada de Toledo, asistió devotamente a la traslación de los restos de la Madre María Cándida, la ha tenido y tiene en opinión de santa, por consideración a ella ha hecho grandes beneficios a la iglesia del convento por ella fundado en Valdepeñas y conserva como reliquia con gran veneración el crucifijo que interiormente llevaba colgado al cuello la Madre María Cándida y le fué regalado por la compañera de la misma la Madre Dolores de Jesús.

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APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 6, 2

viernes, 4 de octubre de 2013


     444.    Sucedió que D. Manuel tuvo que ir a Algete para visitar a su madre, ya muy anciana, que deseaba verle antes de morir, y desde alli el 31 de Agosto de 1848, se fué a Alcala, donde nunca había estado, y, sin saber dónde estaba el convento de Agustinas Magdalenas, se fué allá casi derecho, sin preguntar más que a una mujer cuando ya estaba cerca. Llegó al abrirse el torno, y al preguntar si se podía ver a Sor Cándida de San Agustín, oyendo tal pregunta la Madre Dolores de Jesús, que entonces era Tornera, le dijo: "-Usted es el señor Manuel", de lo que se admiró éste, no habiendo hablado nunca con ella ni estado él por allí.

     445.    Salió la Madre María Cándida, que desde Junio ya sabía que había de ir D. Manuel a verla, y después de dos o tres horas de preguntas y respuestas que éste tuvo con ella, aun de cosas que él sólo sabía y tenía en su interior, y de ver cómo concordaban sus palabras con la verdad, quedó plenamente convencido y satisfecho de la santidad de dicha Madre. Siguió después tratando con ella, visitándola y escribiéndola y recibiendo cartas de ella, de las cuales se conservan algunas, por espacio de más de doce años, confinmándose más y más en la verdad de la santidad de la misma Madre.

     446.    El 28 de Noviembre de 1860 escribía la Madre María Cándida a doña Juana Vizcaíno: "Encomienda a Dios a la única tía que tenía, hermana de mi mamá... Era buena cristiana, me temía mucho, no sé por qué. En sus últimos momentos me clamaba con todo su corazón; me decía: Cándida mía, ángel de tu tía, presenta mi alma a Dios, alcánzame el perdón de mis pecados; me pena mucho lo que he hecho contra tí, sobrina mía de mi alma; perdóname, santa   mía. Estas cosas las decía a voces con otras muchas que las lágrimas no me dejan seguir. Tía mía, ¡cuánta pena me ha causado no haya tenido el consuelo de recibir los Santos Sacramentos, que tanto deseaba y pedía! Encomiéndala a Dios. Mañana darán principio a decir las misas que yo la voy a aplicar."  

     447.    La opinión de santidad en que fué tenida la Madre María Cándida durante su vida continuó después de su muerte.

     448.    La Comunidad de Agustinas Concepcionistas siempre ha conservado deshabitada la celda en que vivió y murió la Madre María Cándida, destinándola exclusivamente a conservar en ella objetos dedicados al culto divino y a celebrar las elecciones de Superioras, y esto por la veneración y opinión de santidad en que ha tenido y tiene a dicha Madre. Con la misma veneración conservan la fotografía del retrato al óleo que la representa, el costurero y una cestita que fué usada por ella.


El 9 de octubre del 2011, el primer grupo de peregrinos, visita el convento de Las Gaitanas, donde
 la Madre María Cándida vivió sus últimos años y murió el 30 de marzo de 1861.


Fotografía y libros de la Madre María Cándida que se conservan en la celda donde vivó y murió.

Una peregrina, arrodillada en el reclinatorio de la Made Cándida


  Los peregrinos, en el interior de la celda  de la Madre Cándida, escuchan,
 las explicaciones del P. Teófilo Viñas,O.S.A.


....y  obserban  emocionados, los objetos personales que en ella se conservan.

     449.    Don Manuel Raposo siguió teniéndola en el mismo concepto de santa y trató de recoger las noticias que pudo respecto de ella, y las consignó en un escrito que tituló: "Apuntes sobre la vida y demás de la V.M. Sor María Cándida de San Agustín, Religiosa Agustina del convento de las Magdalenas de Alcalá de Henares, que murió en Toledo, en el convento de Religiosas Agustinas Gaitanas, con fama de santidad, el día 30 de Marzo, Sábado Santo de 1861, al tocar a la Aleluia; que yo Manuel Raposo he sabido por personas fidedignas que la conocían y trataban y he oído de su boca y por cartas me comunicaba en doce años que la he tratado." El mismo D. Manuel conservó celosamente y con religiosa veneración algunas cartas recibidas de la Madre María Cándida, parte de su velo y otros objetos que la habían pertenecido.

     450.    Los padres de Sor María Asunción y de Sor Trinidad, religiosas dominicas en Ajofrín, tenían en opinión de Santa a la Madre María Cándida de San Agustín, y dichas religiosas la tuvieron y la tienen en el mismo concepto, conservando una de ellas, Sor María Asunción, como reliquia un ejemplar de la Imitación de Cristo con el nombre y apellido de la Madre, que ésta había regalado al padre de dichas religiosas.