SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 8 - 1

martes, 30 de septiembre de 2014
__________________________________________________________________________________________

Núm. 8.                                                         AGOSTO                                                         1931. __________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                      Virtudes de María Cándida
                                   Su edificante buen ejemplo.

     ¿Habrá que detenerse a ponderar la eficacia del apostolado del buen ejemplo de la joven María Cándida? Es el ejemplo un libro vivo, inteligible a sabios y a ignorantes, que persuade sin otro estudio que el de su atenta contemplación, y que se introduce en el fondo del alma aun contra la voluntad de quien quiera negarle la entrada. Sus enseñanzas se graban profundamente, y no sólo penetran en la inteligencia, sino que se graban con profunda impresión en el corazón.

     ¡Qué estrago más horrendo obra el mal ejemplo! ¡Cuántos bienes produce el buen ejemplo! Es verdad que es mucho mayor la eficacia del mal ejemplo para pervertir que la del bueno para convertir o mejorar, porque  seguir el mal ejemplo no es otra cosa que seguir la  corriente natural de la depravada naturaleza, mientras que ir en pos del buen ejemplo es luchar y remar contra el ímpetu de la mala inclinación.

    María Cándida, desde su infancia, fué siempre y en todas partes el buen olor de Cristo, como llama San Pablo al buen ejemplo de los cristianos. La hemos visto retraída del mundo, recogida en su casa, asidua al templo, comulgando diariamente, entregada a una vida de trabajo y oración, y hecha de mil modos la edificación de Valdepeñas.

     Siendo la joven María Cándida -dice su Vida- de familia rica, hermosa en lo físico y de excelentes cualidades morales, gozando ya de fama de gran virtud, tuvo muchos pretendientes que deseaban casarse con ella; pero nunca dió oídos a semejantes pretensiones, deseando únicamente ser fiel esposa de Jesucristo".

    ¿Era posible que tanta virtud no trascendiera en forma de buen ejemplo, que no dejara de impresionar eficazmente a cuantos se detuviesen a contemplarla?
       
       Su ascendiente se echó de ver en muchas ocasiones. "Con el P. Ildefonso Valiente -dice un biógrafo- de Valdepeñas, antes de entrar en la Compañía de Jesús, trataba mucho María Cándida y se comunicaban las cosas del alma. Así aprendió el P. Valiente a hacer una vida tan penitente que parecía sobre las fuerzas humanas, y se decidió a ser Jesuíta para trabajar cuanto pudiese por su propia santificación y por la salvación de las almas, poniendo después tal decisión en práctica".
  
     Había en Valdepeñas un masón, entre otros, sin duda, por cuya vuelta a Dios se interesó particularmente María Cándida. Aunque la vida de la Sierva de Dios cuenta el hecho escueto, fácil es conjeturar que a las entrevistas, discusiones y ruegos añadía la santa joven particulares oraciones y penitencias por su conversión, ya que tales son los medios ordinarios de la gracia para obrar sus maravillas. Pero es el caso que tanto fue el ascendiente de la joven María Cándida sobre aquella alma, que al fin, arrostrando por todo, abandonó la condenada sociedad secreta masónica, se convirtió, mudó totalmente de vida y al poco tiempo murió cristianamente.

     Nuestro grabado representa a la joven María Cándida en una de sus conferencias con el masón, ya profundamente caviloso y pensativo. En el rostro y el continente de la Sierva de Dios se refleja la bondad de su alma, el celo de su fe, la persuasión de su palabra y el porte angelical de una santa.
    


     La Vida de la Sierva de Dios cuenta otra notable conversión verificada por su medio en la persona de un mal hombre, y, aunque este hecho ya se verificó siendo religiosa María Cándida, cuadra bien aquí al lado del anterior, ya que ambos son efectos de las oraciones, de la palabra y del ejemplo de tan grande alma. Dice así la Vida:

          "Siendo religiosa en Toledo, quiso que fuese a verla un hombre incrédulo, impío y blasfemo, y rogó a su mujer, piadosa y amiga de la Madre, que hiciera lo posible por que el marido fuese a visitarla. Condescendió el hombre, aunque de mala gana; pero al saludo cariñoso de la Madre contestó con insultos e improperios delante del criado que le acompañaba y diciendo que le había hecho ir para una ñoñería y otras cosas por el estilo. La Madre dejó que se desahogara; pero luego empezó a hablarle de Dios, y al decirle en la disputa: "-¿Quién ha hecho esa luz tan hermosa que nos alumbra?", un rayo de luz espiritual entró en su alma, empezó a llorar y a pedir misericordia, diciendo a la Madre: -"¿Qué quiere usted que haga? Que haré todo lo que usted me mande." Entonces la Madre le dijo que se confesase y le preparó para hacer una buena confesión, como la hizo. Cuando después comulgó, vió la Madre la limpieza de aquella alma y al Señor que entraba en ella como un niño muy contento, apareciendo y desapareciendo a la vez una luz misteriosa. No comprendiendo la Madre qué significaba aquello, pidió al Señor se lo declarase para bien de aquella alma, y oyó que le decía: "-Dile que se vaya a su casa, que el día de la Virgen del Carmen me lo llevo".

      Subió el hombre al locutorio después de la comunión a tomar chocolate con la Madre María Cándida, lleno de gozo y de consuelo por el estado feliz en que se hallaba, y no hacía más que dar gracias a la Madre por el gran favor que de ella había recibido, protestando que estaba pronto a hacer cuanto le mandase, y que hacía todo esto delante del criado para que fuese testigo como lo había sido el día antes de lo mucho que le había injuriado. La Madre le animaba y le ponderaba el gran favor que había recibido del Señor, añadiendo: "-Ahora va usted a hacer una cosa que le voy a decir." Y contestando él: "-Lo que usted me mande, Madre Cándida", prosiguió ésta: "-Al instante se marcha usted a su casa en cuanto tome el chocolate." "-¡Ay, Madre! -dijo él.- Pensaba estar unos días con usted aquí para hablar despacio." "No, hijo mío -continuó la Madre-, porque el Señor me ha dicho que se vaya al instante y haga su disposición y arregle todas sus cosas, pues no le quedan más que nueve días de vida, el día de la Virgen del Carmen se le quiere llevar para sí." Se quedó el pobre hombre parado al oír tal nueva  y empezó a llorar, pidió a la Madre que le encomendase a Dios y se encaminó para su casa, pensando en lo que le había pasado, que le parecía un sueño, y en arreglar bien sus cosas.

     Al entrar en casa quedó sorprendida su mujer viéndole volver tan pronto, y más cuando le vió de rodillas a sus pies pidiéndola perdón de los malos tratamientos que le había dado y confesando que a sus oraciones y paciencia debía la mudanza que el Señor había obrado en él. Llenos estaban los dos de gozo y de ternura refiriendo él todo lo sucedido y cuanto le había dicho la Madre; luego de común acuerdo con su mujer, arregló él sus cosas, se puso enfermo, y cuando se vió apurado llamó al criado y le dijo: "-Coge una moneda de oro que tengo en el bolsillo y llévasela a la Madre Cándida, y dila cómo estoy para que pida a Dios por mí." Salió el criado, y aquella misma tarde del día de la Virgen del Carmen de 1857 falleció su amo. Llegó al día siguiente a Toledo el criado y nada más verle le dijo la Madre: "-¿Con que murió ayer su amo de usted?", quedando él muy maravillado; cumplió el encargo recibido y se volvió  en seguida, contando a su ama lo sucedido. Poco tiempo después, estando la Madre María Cándida encomendando este difunto al Señor, le vió salir del purgatorio y subir al cielo muy hermoso."

    
 ***************************************************************************************************************************

                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 7 - 4

martes, 23 de septiembre de 2014
__________________________________________________________________________________________


Núm. 7.                                                       JULIO                                                         1931. __________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                               Acciones  de  gracias

     Rvdo. Padre: Las gracias que está haciendo nuestra querida Madre Cándida en Valdepeñas son innumerables. Aquí hay mucho entusiasmo, y hombres que no están mucho por la religión la invocan y alcanzan de ella lo que le piden. Hace poco un jornalero se hallaba en medio del campo, y se le puso mala su borrica, y se le tendió con un dolor malo, y el animalito se moría; y el pobre en su aflicción se acordó de la Madre Cándida y la invocó en aquel trance, y al instante rigió el vientre del animalito y se puso bueno, y se pudo venir al pueblo. Esto fué en el mes de Abril. Con La Perla hay mucha animación para los tiempos que atravesamos, y un milagro rápido ha hecho en estos días con una enferma, que hemos dicho que la traigan por escrito. Hasta ahora la Madre Cándida nos ha defendido de todo mal, y por respeto a ella el pueblo y las autoridades nos han protegido y nos aseguran que nos seguirán protegiendo... 

     Yo, Carmen García y Osorio, residente en Valdepeñas en la calle Mediodía, nº8, encontrándome con el brazo derecho sin poderlo mover por un dolor agudo, y llorando porque no podía hacer nada, me dijeron que comprara la Vida de la Madre Cándida. Fuí a comprarla y conté a las religiosas lo que me pasaba, y me dieron una reliquia de la Madre, y me la puse, y me fuí al sepulcro de la Madre Cándida, y tan de veras le pedí que le ofrecí ir de rodillas tres veces desde la puerta del convento hasta su sepulcro, rezando un padrenuestro cada vez, y echarle una limosna, si me ponía buena, y desde entonces empecé a mejorar, y siguiendo la mejoría hoy ne encuentro perfectamente bien, y ya he cumplido mis promesas.

     Yo, María Ramiro y García, demandadera de las Madres Agustinas, para gloria de Dios y confianza en la Madre Cándida, digo lo que ha pasado hoy 30 de Enero de 1931 con la correa de la M. Cándida. Vino un señor por la correa de la M. Cándida, y cuando salió del locutorio, lo acompañé hasta la puerta, y allí se llegó a él una señora muy apurada, que viendo que se llevaba la correa que ella venía a buscar, le dijo: Por Dios, señor, deme Ud. la correa que mi enferma está muy mala y la de Ud. tiene espera; en remediándose la mía queda a su disposición. Se la dió el dicho señor y se la aplicaron a la enferma encomendándose fervorosamente a la M. Cándida y ofreciéndole una limosna. Esto era a las 10 de la mañana, y antes de las 11 volvió con la correa y con la limosna, pues había salido la enferma felizmente del paso, habiendo dado a luz sin novedad dos niños, que están muy bien. Se llama la enferma Eulalia Sánchez y vive en la calle de la Virgen, 46.


Correa  sobre colcha, pertenecientes ambas a Madre Cándida de San Agustín.


    Yo, Ignacio Osorio y Rodríguez, residente en Valdepeñas en la calle Mediodía, nº 8, encontrándome en Venta de Cárdenas en mi casa de campo enfermo, estuve tres días con hipo, que me molestaba mucho, y la cara se me puso acardenalada, y no me encontraba bien, y mi esposa me aplicaba todos los remedios que la decían, pero no sentía alivio con nada. Entonces mi esposa, asustada de verme en aquel estado y en el campo, se apuraba más, y se hincó de rodillas delante de una estampa que tenía de la Madre Cándida, pidiéndole tan de veras que prometió que si me ponía bien para que nos fuésemos al pueblo, mandaría decir una misa y le daría dos velas. Y me puse la reliquia de la M. Cándida y desde entonces empecé a mejorar, y hoy me encuentro bien de dicha enfermedad.

    María Juana Molina, residente en Valdepeñas, en la calle del General Margallo, nº 38, tiene un niño de cuatro años, el cual se subió a una gavillera de tres metros de elevación, desde donde se cayó y se hizo una herida tan grande en la cabeza que en la Casa de Socorro le dieron cuatro puntos, y el 26 de Octubre se le infeccionó y desde entonces no dejó de supurar. Pero el Sábado de Resurrección, cuando las monjas Agustinas comulgaban, la madre del niño se amparó de la M. Cándida,  pidiéndole sanara a su niño antes del fin de mes (era 4 de Abril, y el 12 le quitaron la venda, encontrándole perfectamente sano, por lo cual ha pagado un par de velas y dado una limosna.

     Juan Antonio Quintana Martín, de 28 años de edad, residente en Valdepeñas, Travesía Magdalena, nº 3, caí enfermo en cama a causa de una hinchazón que me apareció, con complicación del corazón, según dijo el médico, dándome pocas esperanzas. Llegó una señora y me dijo si me ponía la correa de la Madre Cándida, que hacía muchos milagros, y me la puse, y desde aquel punto fuí cada vez mejor y a estas fechas estoy muy bien.

     Una madre de familia. Teresa Ruiz, teniendo un hijo para sortear, vino a visitar el sepulcro de la Madre Cándida, pidiéndole que a su hijo le tocara para España, y le ha tocado para Madrid, y vino a dar gracias a la Sierva de Dios y a suscribirse a LA PERLA.


 ***************************************************************************************************************************

                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    


SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 7 - 3

miércoles, 17 de septiembre de 2014
___________________________________________________________________________________________ 


Núm. 7.                                                       JULIO                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

             (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                               Nuestro  Grabado
                                  Virtudes  de  la  Madre  Cándida: 
                                                   su modestia

   ¿Qué es la modestia? Es la virtud que modera y ordena nuestros sentidos exteriores y las actitudes y movimientos del cuerpo. Es, pues, la virtud de la templanza aplicada al continente exterior del hombre. Ella gobierna los ojos, substrayéndolos a toda licencia, a toda curiosidad malsana, a todo incentivo de liviandad o disipación. Ella regula los movimientos de la cabeza impidiendo la loca movilidad de los espíritus inquietos, ligeros y volubles. Ella viste decorosa pero pudorosamente el cuerpo, respetando la virtud ajena y haciendo respetar la propia. Ella tiñe de virginal carmín las mejillas cuando el pudor, que es el concepto de la propia dignidad y la vergüenza de la virtud asaltada, es objeto de un ataque de la indiscreción o de la malicia. Ella armoniza la gracia del donaire con la naturalidad, la elegancia y el lujo con la sencillez, la alegría y jovialidad con una edificante compostura. Ella, sobre todo, como virtud cristiana, respeta el propio cuerpo, aun en el secreto de la soledad, como a templo del Espíritu Santo, como a tabernáculo y sagrario de Dios, como a miembros de Jesucristo, con quien estamos configurados y compenetrados y aun transformados por la divina gracia. Por eso, cuanto más santa es un alma, tanto es más modesta.
   
     Jesús se apoderó del corazón de la niña Cándidita tan temprano, que desde que tuvo uso de razón expresó su voluntad de consagrarse a Él en el estado religioso. La pureza de la niña y de la joven Cándida, que llevó inmaculada al sepulcro, fué verdaderamente angelical. La naturaleza lejos de oponerse a la gracia en la obra de ir a Dios, le ayudaba de modo maravilloso. Aun cuando en la edad correspondiente la joven  Cándida empezó a experimentar la molestia mensual de su sexo, su determinación de renunciar absolutamente a toda esperanza del mundo fué tal, que en su sencillez la hizo dirigirse a Jesús en esta amorosa queja: "Pero, Esposo mío, ¿a qué esta incomodidad para mí?" Y Jesús, obsecuente con el deseo de su esposa, hizo que desde entonces desapareciera dicha molestia.
    
      Llamada por Jesús desde la infancia para pertenecerle por completo, la niña Cándida no pensó ni por un momento en agradar al mundo. Según crecía en edad crecía en gracia y en hermosura. Sus padres sentían el legítimo orgullo de tener una hija, a la par que tan buena,  tan agraciada, y querían exhibirla ataviada de elegantes vestidos. Cándida nunca se prestó a ello, y siempre quiso vestir modestísimamente, dentro de las exigencias de su honrosa posición.

    El grabado representa un episodio de su vida en el que se demuestra que la divina Providencia venía en auxilio de su elegida, para secundar sus planes de no  contemporizar en nada con el mundo y de conservar su corazón inmaculado para el Esposo Divino.

     El dibujante esta vez, como la otra en que la lavandera preguntaba a Cándida qué eran las manchas de sangre que ostentaban sus ropas y ella contestó que "serían de las chinches", ha equivocado la edad de la niña. En ambos episodios de su vida Cándida tendría de quince a dieciséis años; pero la substancialidad del hecho por eso no varía. El de nuestro grabado es el siguiente, tal y como lo relata su Vida en el número 18:
     
        "Era opuesta María Cándida a las galas y adornos con extremo. Un día, siendo ya mocita, se empeñaron sus padres en vestirla con elegancia, contra toda su voluntad; pero apenas salió a la calle, sin saber por dónde, se le acercó un perro y se lo deshizo todo, sin hacerla a ella el menor daño, confirmando así el Señor lo agradable que le era la singular modestia de la joven María Cándida."

   Las luchas que hubo de librar María Cándida para conservar la fidelidad jurada a su Esposo celestial, se pueden congeturar por la siguiente carta que, con fecha del 20 de Diciembre de 1860, escribió ella misma a doña Juana Vizcaíno, que dice así: "Yo, hija mía, sabes que te tengo dicho el modo que tuve para ser religiosa. No lo preguntaba; sabía que el mundo no era para mí, y sin embargo que tenía cuanto puede halagar, como son riquezas y ser guapa, según me decían, y muchos lobos que me hacían la rueda y deseaban cogerme, los despreciaba y solo suspiraba llegara el día de dejarlo; y aunque me hubieran hecho emperatriz, jamás me harían desmayar. Como se sucedió, tuve que esperar tres años que duró la Constitución, por no tener la edad; esperé otros tres años, sin que las amenazas me acobardaran, ni las ofertas que me hacían me entibiaran. Así pensaba yo, amada Juana mía".

     Si tanta fue la pureza de esta virgen del Señor, y si la conservación de esta angelical virtud requiere tanto espíritu de mortificación, y particularmente una modestia tan escrupulosa, bien puede congeturarse hasta qué punto llevaría la custodia de sus sentidos y el rigor de su recato, que había puesto como custodios de su corazón, ya reservado para sólo Jesucristo.


 ***************************************************************************************************************************

                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 7 - 2

sábado, 13 de septiembre de 2014
___________________________________________________________________________________________ 


Núm. 7.                                                       JULIO                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

             (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                        Milagrosas efusiones de sangre 
                                          de una Santa Hostia.

                                     (continuación)

     El corporal ensangrentado de Walldueren.- El año 1330, bajo el reinado del Papa Juan XXII, un sacerdote llamado Enrique Otto, tuvo la desgracia de verter el cáliz consagrado, en la iglesia de San Jorje de Walldueren, en Badén (Alemania.) El espanto del sacerdote convirtió  su miedo en horror al advertir sobre el corporal manchas de sangre. Temblando, escondió el ensangrentado corporal debajo de la piedra de altar.
    Esta admirable manifestación hubiera quedado oculta si Dios no hubiera decretado descubrirla para robustecer nuestra fe. El sacerdote se sintió oprimido de remordimiento y abatido de tristeza. Puesto en trance de muerte, descubrió a su confesor el paradero del corporal y su misterio, rogando recogerle y exponerlo a la pública veneración para gloria de Dios y confirmación de la fe del pueblo cristiano y amor a la Pasión de Jesús. Hecha esta confesión, el sacerdote murió con tranquila resignación.



     El corporal fué hallado bajo la piedra del ara. En medio de las manchas de sangre aparecía una imagen de Jesús crucificado. Al rededor del Crucifijo se distinguían once cabezas de Jesús coronado de espinas. Expuesto el corporal a la pública veneración, Dios premió la piedad del pueblo piadoso con muchos milagros. El suceso fué legalmente comprobado por el Obispo Gebhardo de Wurtzburgo. En el pontificado del Papa Enrique IV, en 1445, el corporal fué enviado a Roma. Cuando el Padre Santo vió el milagroso corporal; conmovido profundamente, concedió indulgencia plenaria al que lo visitase, comulgando en la iglesia de Walldueren. En dicha población se edificó una iglesia consagrada a dicho corporal para reverenciarle dignamente a su regreso de Roma. La imagen del crucifijo y las once cabezas son tan hermosas que dicen que ningún artista las ha pintado mejor.


                                      ___________________________


                             Arbol Genealógico de Sor Cándida
                                                             por D. Eusebio Vasco

   120.- D. José López y Córdoba (45 y 46). Procurador. Casó con (121) Doña Aurora Monllor y Carvatalá.
    121.- Doña Aurora Monllor y Carvatalá. Casó con (120) D. José López y Córdoba.
   122.- Doña Cecilia López y Córdova (45 y 46). Casó con (123) D. Ramón Caravantes y Cejudo.
   123.- D. Ramón Caravantes y Cejudo. Casó con (122) Doña Cecilia López y Córdova.
    124.- D. Rodrigo López y Córdova (45 y 46).
    125.- Doña Consuelo  López y Córdova (45 y 46).
    126.- D. Francisco López y Córdova (45 y 46). Casó con (127) Doña Concepción Garná y Palacios.
    127.- Doña Concepción Garná y Palacios. Casó con (126) D. Francisco López y Córdova.
    128.- D. León José Merlo y Gómez (49 y 51).
    129.- Doña Gregoria Merlo y Gómez (49 y 51). Casó con (130) D. Juan de Dios Santa María y Caminero.
    130.- D. Juan de Dios Santa María y Caminero. Farmacéutico. Casó con (129) Doña Gregoria Merlo y Gómez.
    131.- Doña Fernanda Merlo y Gómez (49 y 51). Casó con (132) D. Eusebio Vasco y Gallego.
    132.- D. Eusebio Vasco y Gallego. Abogado. Casó con (131) Doña Fernanda Merlo y Gómez.
    133.- D. Pedro Merlo y Gómez. (49 y 51). Casó con (134) Doña Dolores Núñez e Ibañez.
    134.- Doña Dolores Núñez e Ibañez. Casó con (133) D. Pedro Merlo y Gómez.
    135.- D. Juan José Lasala y Merlo (52 y 53). Farmacéutico. Casó con (136) Doña Sara Recuero y Medina.
    136.- Doña Sara Recuero y Medina. Casó con (135) D. Juan José Lasala y Merlo.
    137.- D. Diego María Lasala y Merlo (52 y 53). Registrador de la Propiedad. Casó con (138) Doña Eufrasia Maroto y Fernández.
     138.- Doña Eufrasia Maroto y Fernández. Casó con (137) D. Diego María Lasala y Merlo.
    139.- Doña María Belmonte y Anca (55 y 56). Casó con (140) D. Claudio Racionero y Real.
    140.- D. Claudio Racionero y Real. Casó con (139) Doña María Belmonte y Anca.
    141.- D. Federico Belmonte y Anca (55 y 56). Casó con (142) Doña Catalina Quijada y Bosch.
   142.- Doña Catalina Quijada y Bosch. Casó con (141) D. Federico Belmonte y Anca.
     143.- Doña María Josefa Recuero y Merlo (57 y 58).
     144.- Doña Cándida Recuero y Merlo (57 y 58).
    145.- Doña Rosa Recuero y Merlo (57 y 58).
    146.- D. Tomás Recuero y Merlo (57 y 58).
    147.- D. Antonio Merlo e Izquierdo (60 y 61).
    148.- D. Miguel Merlo e Izquierdo (60 y 61).
   149.- Doña Manuela Ahumada y Merlo (62 y 63). Casó con (150) D. Manuel Camacho y Hellín.
  150.- D. Manuel Camacho y Hellín. Casó con (149) Doña Manuela Ahumada y Merlo. 
                                                                      
                                                               (Continuará)

 ***************************************************************************************************************************

                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 7 - 1

miércoles, 10 de septiembre de 2014
___________________________________________________________________________________________ 


Núm. 7.                                                       JULIO                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

             (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                            La  Madre Cándida y España

     La gloria y santa Valdepeñera, aparte de su caracter de santidad, posee un título ilustre que la hace acreedora al amor entusiasta, no solo de todos sus paisanos, sino de todos los españoles: fue una gran patriota; fue el pararrayos que detuvo la ira divina próxima a descargarse sobre nuestra querida España; obtuvo del Señor la promesa de una protección especial sobre su amada patria.
     Entre otros hechos, algunos de los cuales ya son conocidos de nuestros lectores, lo acredita la siguiente, que copiamos de su Vida:
      En tiempo de la guerra de Italia y de Napoleón contra los austriacos veía con gran pena la Madre  María Cándida todo lo que allí pasaba. Daba señales exactas de la gran batalla del día San Juan, de la tempestad que hubo al mismo tiempo, de la mucha agua que caía, llegando los arroyos a llevarse a los cadáveres, de cómo el agua iba a los ríos teñida de color de sangre de tanto muerto. Decía que daba horror el ver aquello y más aún el ver las almas que bajaban al infierno.
       El día de San Felipe Neri de aquel año, la manifestó el Señor cómo aquella guerra y terrible castigo lo iba a extender por toda Europa y por España, y se la presentó muy terrible y enojado contra los hombres por los muchos pecados que había y lo mucho que le ofendían. Viendo ella el castigo que iba a venir empezó a clamar al Señor y a suplicarle que detuviera su ira y se aplacara su justicia; pero no adelantaba nada hasta que se volvió a la purísima Virgen María y la dijo: "-Madre mía, me ofrezco en sacrificio para que se aplaque la justicia divina; si de algo valgo, aquí estoy dispuesta a lo que el Señor quiera de mí." La Virgen aceptó en seguida la oferta, la presentó al Señor y el Señor se aplacó, revocando la sentencia que tenía dada contra España; y vió la Madre María Cándida cómo la Santísima Virgen cogió la espada destinada para castigar a España y desarmó la ira de Dios. Luego la Madre Cándida empezó a sentir que la sangre toda se la subía de los pies a la cabeza hasta que la vertió por la boca, llegando a ponerse tan mal, que desde ese tiempo (26 de Mayo) hasta Agosto estuvo en la cama sin poderse mover, pensando muchas veces que se moría.
    Por Septiembre de 1860 vió la Madre María Cándida al Señor muy irritado y una como nube muy densa que amenazaba muchos males, particularmente un cisma, y el Señor con la espada levantada para descargar su ira sobre España: entonces la Madre Cándida pidió mucho a la Santísima Virgen que le desarmara y vió que la Virgen cogió la espada y desarmó al Señor. No se contentaba la Madre Cándida con orar ella con este fin de desarmar la ira de Dios contra España, sino que también encargaba a Don Manuel Raposo que pidiese mucho para que la Virgen aplacara a su Divino Hijo.

                       __________________________________

                                            Fiesta de Julio:
        La Preciosísima Sangre de N.S.Jesucristo 

  El mes de Julio está dedicado a la Preciosísima Sangre de Jesús, precio de nuestra redención. Esa sangre divina vuelve a ofrecerse diariamente sobre nuestros alares para el perdón de los innumerables pecados de los hombres. El Señor, para encarecer la generosidad de su amor y para reavivar nuestra fe en el misterio del Sacrificio del altar, ha autorizado con estupendos milagros la verdad de su presencia en la divina Eucaristía. Pasamos a relatar los siguientes.
        
                  Cuatro milagrosas efusiones de sangre 
                                      de una Santa Hostia.

   En un pueblo de Francia, cerca de Reims, sucedió un admirable milagro eucarístico el 7 de Febrero de 1829. Al levantarse el párroco de la última genuflexión después de la consagración, la Santa Hostia despedía tal resplandor que le deslumbraba. Inmediatamente observó que la Hostia destilaba gotas de sangre. Temiendo engañarse requirió el testimonio del acólito, el cual dijo: "Cierto, yo veo la Sangre de Nuestro Señor en la Santa Hostia". Entonces el sacerdote hizo llegarse al altar a una religiosa Mercedaria que asistía a la misa, la cual al instante gritó: "¡Milagro, milagro!" Se acercaron otras religiosas seguidas por muchos del pueblo, y todos vertieron lágrimas admirando la Sagrada Hostia.


Hostia consagrada de la cual hubo efusiones de sangre 

    Las Hostias usadas en aquella localidad para la Misa, eran grandes, delgadas y esponjosas, llevando impresa solamente una cruz. La sangre se manifestaba en aquellas partes en que el cuerpo del Divino Salvador había tenido contacto con la cruz: la cabeza, las manos, los pies y los riñones. De esas partes rezumaba la sangre, y corría y así se mantuvo durante algunos minutos; tomando después un color carmesí brillante. Por algunos momentos se interrumpía la efusión, para continuar después hasta saturar la Santa Hostia; finalmente cesó y quedó cuajada. Para asegurarse los circunstantes contra una posible decepción, se apartaban unos momentos del altar; mas, al acercarse nuevamente, comprobaban el milagro como la vez primera. La Santa Misa quedó interrumpida por cosa de una hora; después continuó, y la Santa Hostia fué consumida por el sacerdote. Pero entonces descubrió que había sobre el corporal dos gotas de sangre, en el lugar en que reposado la Sagrada Hostia.
   Cuando el Eminentísimo Gousset, Cardenal Arzobispo de Reims, tuvo noticia del milagroso suceso, ordenó hacer una investigación eclesiástica, y mandó que el corporal fuese entregado al Deán de Sedán y lavado por él. El 29 de Abril se repitió el milagro durante la Santa Misa; pero en esta ocasión el sacerdote guardó secreto y terminó el adorable sacrificio.
El 8 de Mayo el milagro volvió a verificarse por tercera vez. El sacerdote procuró ocultarlo, pero un seminarista de Charlesville que asistía a la Misa, junto al altar, notó las manchas de sangre en la Sagrada Hostia, lo que no pudo negar el sacerdote. Por cuarta vez se repitió el milagro el 28 de Mayo. El sacerdote temblando, apenas pudo disimular su impresión. Esta vez el sacerdote consumió otra hostia que había consagrado. El pueblo, al darse cuenta, se precipitó al altar, y más de seiscientas personas desfilaron, comprobando el milagro. El sacerdote puso reverentemente la Santa Hostia en la patena y la guardó en el sagrario.
    Una severa investigación eclesiástica comprobó plenamente el milagro, constituyéndose aquel lugar en punto de peregrinación de millares de fieles de todas partes.
                                                        

 ***************************************************************************************************************************

                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973