SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 11, 4

sábado, 31 de enero de 2015
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Núm. 11.                                               NOVIEMBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                      Acciones  de  gracias
                               _______

      Carabanchel.- Reverenda Madre Priora de la Religiosas Monjas Agustinas de Valdepeñas (Ciudad Real).
         El objeto de esta carta, es para manifestarle como hacía cinco meses que me encontraba enfermo con bastante gravedad; en esta fecha me encontraba en el Hospital Militar de Carabanchel, (Madrid) estando sesenta y cuatro días en cama en la Clínica 12 de Medicina, no dando esperanza ninguna de mi vida y acordando el Sr. Jefe de la Clínica D. José Valdés que fuese pasado a la Clínica 2ª de Cirugía para recibir una operación quirúrgica del hígado y renunciando a hacérmela, no solo por encontrarme muy débil, sino también por no dar mucha fe a dicha operación. En este tiempo ocurrióme la desgracia del fallecimiento de mi esposa e hija, a consecuencia de un parto, y Vicente Sancho Gómez, Sanitario de la Clínica 11 y 12 de Medicina, enterado por Dª Carmen López del estado tan grave en que me encontraba, me facilitó una reliquia de mi queridísima Madre Cándida de San Agustín, siéndome puesta en el pecho con la mayor ilusión. A los cuatro días de tener puesta la reliquia de la Madre, por orden del Sr. Jefe de la Clínica 2ª de Cirugía D. Eduardo Sánchez Vega, fuí pasado a la Clínica de Infecciosos hasta que Dios dispusiera de mí, por no dar esperanza ninguna de mi vida, haciendo presente que de la Clínica 2ª de Cirugía fuí trasladado a la de infecciosos en camilla por no poder moverme y tener todo el cuerpo hinchado. El Sr. Jefe de la Clínica de Infecciosos, doctor Montalvo, al reconocerme dijo que no daba esperanza ninguna de mi vida, por el estado agónico en que me encontraba. Fué tan grande la fe y la ilusión con que acogí la reliquia de la Madre Cándida de San Agustín, que desde aquel mismo momento me ha sido imposible poderla borrar de mi mente, no terminando nunca de suplicarle que recobrara mi salud, por el desamparo tan grande en que se quedaban mis queridos hijos al perder a sus amados padres, y hoy, agradeciéndole mi vida a la Madre Cándida de San Agustín, yo les mando el milagro que ha obrado conmigo, para que sea publicado en mi nombre en La Perla de Valdepeñas, asegurando su verdad para gloria de Dios, por la intercesión de su Sierva, la Madre Cándida de San Agustín. 
     Hoy, encontrándome en el Hospital Militar de Carabanchel restablecido de mi gravísima enfermedad, hago presente a V. que desde este mes me suscribo a La Perla de Valdepeñas y tan pronto salga del Hospital iré hacerle mi visita ofrecida al sepulcro de la Madre Cándida de San Agustín.- Diego Valenzuela Sánchez.- Carabanchel, 2 de octubre de 1931.

     Dos Torres.- Estando celebrando el alcalde de esta población en el Ayuntamiento, una reunión con los vecinos designados, para repartirse los obreros sin trabajo, estos en número de 300 que se hallaban en la plaza arrojaron piedras contra las personas que se hallaban en la puerta del Casino que se vieron obligadas a refugiarse en el interior.
      Mi hermano Carlos al huir se arrojó por una ventana al patio; sufriendo una conmoción cerebral, y la fractura del cráneo quedando en gravísimo estado.
       En tan triste situación recurrí al Niño Jesús del Consuelo, para que por intercesión de la Madre Cándida nos alcanzara su salud, si nos convenía; para ello solicite de una amiga una reliquia de la Madre Cándida que junto con la estampa le apliqué al enfermo.
      Dos hermanos médicos que tenemos y que alternativamente le asistían día y noche diagnosticaron su inminente peligro, como también que de salir, podría quedarle algún defecto de enajenación mental, e igualmente coincidían siete médicos más que le vieron. Continuó por espacio de cuarenta y ocho horas, sin poder tomar nada, y sin sentido, y con la misma gravedad cinco días. Yo no perdía las esperanzas y suplicaba a la M. Cándida, que ya que era el primer favor que de ella solicitaba, no esperaba ser desatendida; y así fué, pues a los cinco días recobró el conocimiento, y puede decirse la vida, pues desapareció la gravedad. Llena de alegría toda la familia, damos mil gracias al Niño Jesús. Su esposa se suscribe a La Perla, y compra la estampa a todos los de su casa; y yo lo publico para honra y gloria del N. Jesús  del Consuelo, y para lograr ver elevada a la M. Cándica al honor de los altares.- Elvira Gª Arévalo Cejudo.- Dos Torres 2 de octubre de 1931.

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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 11, 3

miércoles, 21 de enero de 2015
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Núm. 11.                                               NOVIEMBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)

  

                          Breve novena para alcanzar gracias 
                               del Niño Jesús del Consuelo 
                          por intercesión de la Sierva de Dios
                           Sor María Cándida de San Agustín.

                                    (Para el rezo privado)

    - Por la señal... Acto de contrición: Señor mío Jesucristo...

        Oración preparatoria:- ¡Oh Padre Celestial, que de tal modo amaste al mundo que le diste a tu Hijo Unigénito y por Él nos diste a tu Espíritu de Amor y la adopción de hijos tuyos, hermanos de Jesús, nuestro consuelo! Por las complacencias que dió a tu corazón tu sierva e hija, Sor María Cándida, tan amante y tan amada de Jesús te suplico me purifiques con el dolor y el amor para comparecer ante tu presencia, agradable a tus ojos: y mirándome con benévola piedad, reciba tus bendiciones y gracias, y entre ellas la que particularmente suplico en esta novena, si fuere ordenada para gloria tuya y bien de mi alma. Amén. 

     Oración para el día primero.- Dulcísimo Niño del Consuelo, que cautivado por el candor e inocencia de tu sierva y esposa Sor María Cándida, animaste la boca de tu hermosa imagen y pediste ser llevado a ella, viniendo a ser desde entonces su consuelo y su tesoro; por su intercesión te suplico me des pureza de costumbres  y las virtudes de la infancia espiritual para llegar a merecer tu amor y tus consuelos, y ahora la gracia que te pido en esta novena recordándote el amor de esta esposa tan querida de tu corazón. Amén.

     Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Gloriapatris a la Stma. Trinidad en acción de gracias por los favores que ha concedido a la M. Cándida.

     V.- Bendícenos, oh Dios por tu Unigénito Hijo.
     R.-  En quien nos amaste y diste consolación eterna.

    Oremos.- ¡Oh Señor, que dijiste: "En gozo convertiré vuestro llanto; como madre que acaricia os daré mis consuelos; yo, yo mismo os consolaré"! Concédenos por los méritos de la Encarnación e infancia de tu  Unigénito Hijo y Señor nuestro Jesús, que, haciéndonos en la tierra dignos de las consolaciones de su gracia, merezcamos en el cielo los eternos consuelos de su gloria, el cual contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

           En los demás días todo como en el primero, excepto la oración propia.

     Oración para el día segundo.- Dulcísimo Niño Jesús del Consuelo, que por medio de la devoción a tu preciosa imagen promovida y propagada por tu sierva y esposa, la M. Cándida, obraste estupendas maravillas, siendo para cuantos te invocaban el consuelo de sus almas y la protección y salud de sus cuerpos: yo te suplico por los consuelos que de ella recibió  tu corazón que tenga yo la dicha de vivir siempre en tu gracia, y seas tú mi consuelo y mi Jesús en vida y en muerte, y ordenándola a este fin, me concedas la gracia que te pido en esta novena. Amén.

       Oración para el día tercero.- ¡Oh divino Jesús del Consuelo, que con tantos prodigios has querido llamar la atención de las almas hacia tu milagrosa imagen para infundirles fe y esperanza en tu bondad y misericordia y en presencia de muchos has abierto y cerrado tus ojos, has bajado tu cabeza, has bendecido con tu infantil mano, y fuiste repetidas veces a la cárcel  a consolar al confesor de la M. Cándida, preso por tu amor y a librarle de morir asesinado! Yo te suplico por la intercesión de esta tu sierva, que aumentes en mí la fe y la esperanza para merecer tus consuelos y bendiciones, y ahora, si fuere según tu beneplácito, la gracia que te pido en esta novena. Amén.

      Oración para el día cuarto.- Divino Niño Jesús del Consuelo, cuyo Corazón no puede ver las miserias humanas sin acudir a remediarlas: Tú que llevaste milagrosamente a tu sierva, la M. Cándida, a la guerra de África, para que en medio del combate y en los hospitales consolase y aliviase a los soldados, y por el ministerio de tus ángeles llevabas a las manos de este instrumento de tu amor misericordioso, agua y medicinas: oye mis ruegos, y por intercesión de este ángel de tu Providencia, ampárame en los combates de la vida, cura las heridas de mi alma, consuélame y  confórtame en la muerte, y despacha ahora favorablemente la súplica que te hago en esta novena. Amén.

      Oración para el día quinto.- ¡Oh misericordiosísimo Niño Jesús del Consuelo, que enviaste a tu sierva, la M. Cándida, a socorrer a una pobre mujer cruelmente degollada por su marido, a quien la mantuviste viva y con la facultad de hablar hasta hacer sus últimas disposiciones y la confesión sacramental! Yo te suplico por la intercesión de tu sierva, que me ampares en los peligros del alma y del cuerpo en la vida, y sobre todo me asistas y consueles en la muerte, ordenándolo a ello, me concedas la gracia que te pido en esta novena. Amén.

       Oración para el día sexto.- ¡Oh Divino Niño Jesús del Consuelo, que enamorado de tu sierva la M. Cándida, la hiciste objeto de tus intimas familiaridades hasta el punto de pasar a sus brazos desde los de tu Divina Madre en una noche de Navidad! Por amor de esta tu esposa te suplico que me hagas imitador de sus virtudes, para llegar a ser objeto  de tus divinas complacencias y tenga la dicha de gozar de las inefables dulzuras de la caridad con que te dejas sentir de las almas puras; y para este fin obtenga de tu bondad la gracia que te pido en esta novena. Amén.

     Oración para el día séptimo.-  ¡Oh buen Pastor, misericordiosísimo Niño Jesús del Consuelo, que por medio de la M. Cándida, como Buena Pastora, atrajiste a tu gracia y amor tantas almas, obrando numerosas conversiones y transformando en fervientes a muchos tibios! Por su intercesión te suplico que me conviertas perfectamente a ti, de pecador en justo, de tibio en santo, para que viva según tu voluntad y muera en tu gracia y amor. Y ahora oye mis ruegos y concédeme por amor de tu sierva la gracia que te pido en esta novena. Amén.

      Oración para el día octavo.- ¡Oh suavísimo Niño Jesús del Consuelo, que visitaste varias veces en su última enfermedad a tu sierva y esposa M. Cándida, y consolándola en su agonía recibiste su alma al expirar! Yo te suplico por su intercesión y méritos me concedas la gracia y el don de la perseverancia;  que me consueles y confortes en mi agonía y que con tu benditísima Madre María y mi padre y protector San José, recibas mi alma y la lleves al cielo a cantar eternamente tus misericordias, y ahora me concedas la gracia especial que, por los ruegos e intercesión de la M. Cándida, espero en esta novena. Amén.

      Oración para el día noveno.- ¡Divino Niño, de quien predijo Isaías que serías "nuestro consuelo" Tú que tantas maravillas obras por medio de tu preciosa imagen, con la invocación de tu sierva y esposa la M. Cándia de San Agustín, para cautivar nuestro amor y elevarlo de lo terreno a lo celestial, siendo Tú el camino que lleva en derechura al Padre: atiende a mis súplicas, y por los méritos de ese tu ángel, eleva mis pensamientos y mi corazón al cielo para que viva como peregrino sobre la tierra. Y a este fin, concédeme la gracia particular que he venido pidiendo durante esta novena por la intercesión de Sor María Cándida. Amén.

 

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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

          

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 11, 2

lunes, 12 de enero de 2015
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Núm. 11.                                               NOVIEMBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                                   LLEGÓ  LA  HORA

     Si no interpretamos mal las leyes de la nueva Constitución, aprobadas ya en materia de Comunidades Religiosas, aun sin contar con la revisión que esperamos para una reforma favorable  de las mismas, la Comunidad de Agustinas de Valdepeñas, y las que estén en circunstancias análogas, podrán seguir viviendo tranquilas. De todos modos la hornacina no puede esperar más. Ha llegado la hora y con esta misma fecha escribimos al artista de Játiva, Don José Rabasa, que la encajone y envíe a Valdepeñas, para armarla cuando antes sea posible.

     Tenemos noticias de que el grupo es una preciosidad y que ha de despertar un entusiasmo que creemos que nunca desfallecerá.

     El pueblo de Valdepeñas está dando muestras admirables de cordura, y las gentes de todos los partidos, se muestran respetuosas con la Iglesia y aun protectores de las monjas Agustinas. ¿No andará de por medio la intercesión  de su gloriosa paisana Sor María Cándida? Creemos que sí. "Hay muchas hijas de este pueblo en esa casa, han dicho, para que nadie venga a molestarlas". Y así ha sido.

    La devoción a la M. Cándida, tal y como se le puede tener por ahora sigue creciendo de modo admirable. De las diez mil medallas encargadas quedan poco más de mil; peticiones de estampas, medallas, y cuanto hay referente al Divino Niño del Consuelo y a la M. Cándida, son continuas. De Dos Torres solamente (Córdoba) han pedido ya más de mil medallas. De una carta de la activa celadora de allá es el siguiente párrafo: "Lo más pronto que se pueda mándeme otras 400 medallas de aluminio, pues no tenemos ni una, y no dejan de llamar a la puerta; es cosa de admirar; hasta los chiquillos callejeros conocen a la Madre Cándida. Los chofers la llevan en los autos; aquí se ha hecho popularísima; parece que se quiere hacer la protectora de Dos Torres; quiera Dios Nuestro Señor que así sea y nos libre de las calamidades que tenemos encima.... María Concepción Muñoz.- (Dos Torres está colindante con Villanueva de Córdoba, donde recordarán nuestros lectores que las bandas comunistas han tenido que ser disueltas por las tropas).
    De modo que... a activar la confieanza en el Divino Niño del Consuelo por medio de la M. Cándida de San Agustín.

     Al mismo tiempo encargamos las Capillas del Niño del Consuelo para la Visita Domiciliaria. Como se sabe, la capilla debe estar cada día en una casa, y por lo tanto corresponde una capilla para treinta familias. Como a mayor número de capillitas corresponde un menor precio por unidad, nos interesaría saber cuántas pueden encargarse en la primera partida, que será la más cara por causa del modelo que hay que hacer. Desde luego háganse los pedidos a las Agustinas de Valdepeñas. Creemos que en Valdepeñas no quedará familia creyente que no admita como una bendición del cielo en su hogar, la Visita del Divino Niño del Consuelo con la M. Cándida de San Agustín. ¿Y qué decir de Dos Torres, de Moral de Calatrava, de las Hermanitas del Niño Jesús del Consuelo...? ¿Y quién no necesita consuelo en las actuales tribulaciones de España?. 


            Nuestro  Grabado
     

      Representa uno de los muchos casos que probaban hasta dónde llegaba la sencillez infantil, la "candidez" de aquella a quien tan bien cuadraba su nombre de pila.
   
     El párrafo 35 de su Vida, describe el hecho con estas palabras: 
   Era Sor María Cándida, en medio de todo, muy sencilla e inocente. Un día pasaba un hombre por la calle y diciendo a voces: "-¿Quién quiere naranjas?"; le oyó Sor María Cándida, le hizo llamar  y cogió las que quiso, invitando a que hiciesen lo mismo las demás. Cuando ya se iba a marchar el hombre dijo: "Vamos, ¿me paga usted?". Sor María Cándida quedó parada diciendo: "-¡Ay, buen hombre!, yo pensaba que eran de balde y yo no tengo dinero. Como decía usted, ¿quién quiere naranjas? yo las quería, y por eso le he llamado a usted", y le devolvió  las que habían tomado. el hombre, al ver tal sencillez e inocencia, les dejó algunas, y luego vendió las demás al instante y bien vendidas. Después, siempre que iba a vender naranjas u otra cosa, iba derecho al convento, diciendo que llamasen a la Madre de las naranjas, y la rogaba que tomase las que quisiese. Sor María Cándida tomaba poco, porque le hacía lástima, pues el hombre lo necesitaba, y para remediar su necesidad vendía; pero el hombre la hacía tomar más o se lo daba, diciendo que así tenía la venta segura, refiriendo lo pasado.

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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    
     

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 11, 1

jueves, 8 de enero de 2015
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Núm. 11.                                               NOVIEMBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)

            
                   ¿Para   qué   sirven   las   monjas?                                              (CONTINUACIÓN)
       Sin más preámbulos continuemos nuestro razonamiento donde quedamos en el último número. 
     
        Las monjas (y hablamos ahora particularmente de las de clausura) sirven para ejemplares vivos de la mujer cristiana, y aun de la que no lo es.

      Nada induce tanto al bien o al mal como el ejemplo. La doctrina oída pasa y se retiene con dificultad, así como lo leído; pero el ejemplo es algo que perseverantemente se pone delante de los ojos. El sólo verlo ya enseña e induce al bien; pero, si una circunstancia cualquiera hace reflexionar sobre él, mueve tanto que a veces provoca resoluciones trascendentales en la vida, actos de verdadero heroísmo.

      Un convento de monjas es una escuela de virtud. Quien se detenga a reflexionar en ello, se dirá: Aquí, y en otros mil conventos como éste, hay un grupo de mujeres. La mayor parte se ha encerrado entre esos muros en la flor de la vida. Muchas fueron ricas, guapas, el encanto de la familia, de la amistad, de la sociedad en que vivieron. Todo sonreía a su alrededor, y el horizonte de su vida se teñía de rosa...

      Un día dieron un eterno adiós a todas las esperanzas de la tierra, y, con la sonrisa en los labios y el júbilo en el alma, contrastando con las lágrimas de sus parientes y relaciones, encerraron sus vidas detrás de esas paredes...

      Las he visitado y veo en todos sus rostros la alegría, en la conversación la llaneza y jovialidad... Dicen que no cambian un palmo de su correa por todo el mundo... Me miran con ojos de compasión cuando descubro mi entusiasmo por lo que ellas llaman bagatelas, fruslerías y vanidades de la vida...

     ¿Qué forma su felicidad? ¿Dónde está el secreto de esa dicha?
      En la renuncia de todo.
    Ninguna tiene propio ni el hábito que viste. Con voto se han hecho "pobres".

      Y si el afán de adquirir, conservar y acrecentar forma la tercera parte de las desdichas de la vida, mucha debe ser la paz y contento de quien no quiere más que una pobre comida, un pobre hábito y una pobre celda, y esto, sin apego del corazón.

       El segundo tercio de las humanas desdichas lo forma la sed de placeres. Ellas han renunciado hasta a los legítimos, cuánto más a los vedados. Respetan la vocación de las que aspiran al matrimonio; pero ellas eligen para sí, libre, espontánea y amorosamente, una vida de perpetua y perfecta castidad. Y como es el amor a otros bienes inmateriales y eternos y a otro Amor siempre fiel, eterno e infinito en hermosura y bondad, quien las mueve, mortifican las inclinaciones a instintos terrenales y purifican sus almas y sus cuerpos con la que viene a ser para ellas "dulce austeridad". La paz de la mente y del corazón es el premio  de su heroísmo.

    Queda sólo un tercio de humana infelicidad: las veleidades, caprichos o codicias de la propia voluntad. También ellas lo hacen imposible renunciando a esa voluntad veleidosa y concupiscente por el voto de la obediencia.

       ¡Oh qué cielo debe ser el alma de la buena religiosa!

      Es verdad que a  esto replica mi amor propio envidiosillo y herido que "ni son todas las que están ni están todas las que son"; pero ello no es culpa del "estado", sino  de quienes no quieran vivir según él. "Eso" tiene aplicación universal a todos los estados y condiciones y alguien que bien lo sabe me ha dicho que en los conventos son excepción las que quedan incluídas en "no son todas las que están".

      Y continuando en su soliloquio nuestra joven mundanilla (supongámosla así), empieza a comparar a sus atolondradas y frivolísimas compañeras..., a sí misma con aquellas tan amables, tan alegres, tan virtuosas monjitas... Ellas... yo.... No es que de esta comparación deduzca que sólo entre las paredes de un convento se halla la dicha de la tierra; pero que, siguiendo su vocación en el mundo, podría ajustar su vida a unas formas "más cristianas", o simplemente "cristianas"..., eso sí que se lo dice la conciencia. Que debiera ser más modesta;  que podía compaginar sus aspiraciones con el espíritu de la abnegación y mortificación cristianas, siquiera en la medida necesaria para mantener el alma libre de pecados y peligros...; que no es verdad que la dicha esté en la posesión de riquezas, en el disfrute de placeres y honores y en la satisfacción de los caprichos de la propia voluntad..., y otras muchas cosas por el estilo.

     Una sociedad de mujeres virtuosas, trabajadoras, que, lejos de hacer el menor mal a la sociedad, la edifican con su ejemplo, la alientan al bien y ocupan su vida en orar por ella, es de una fuerza de ejemplaridad invencible.

     ¡Dichoso el pueblo que alberga en su recinto un convento de monjas! Sería interesantísimo comprobar su influencia en la formación de las jóvenes de la población. Pero aún sería más interesante el descubrir el misterio de las bendiciones del Cielo que hace descender sobre ella. Reservaremos este punto para terminar con él nuestro razonamiento.

     La M. Cándida de San Agustín fué monja, fué fundadora del convento de monjas agustinas de Valdepeñas, fué un ejemplar que indujo poderosamente a muchas jóvenes a abrazar el bien, progresar en él y perseverar hasta la muerte. Por sólo este título fué una gran "bienhechora". Por el mismo lo son todas las monjas. ¡Respeto y gratitud para ellas!.

        
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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    
          

SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 10, 4

sábado, 3 de enero de 2015
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Núm. 10.                                                 OCTUBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)

                               
                    Acciones  de  gracias
                               _______

      Valdepeñas.- Estando empleada en la oficina de Telégrafos, de aquí me puse enferma hasta el punto de avisarme que quedaba  cesante en mi empleo. En este apuro acudí a la Madre Cándida de San Agustín y por su intercesión al Santo Niño del Consuelo, al que frente al sepulcro de su Sierva, recé un rosario de rodillas, y les ofrecí una misa y una limosna si para el día 8 volvía a prestar mis servicios, y dije a la M. Cándida: Ahora voy a ver cuánto puedes con el Señor. Y hoy, día 4, me avisan que puedo ir a trabajar en las mismas condiciones que antes, por lo cual llena de alegría cumplo mi promesa, hago aplicar la misa, vengo a visitar el sepulcro todos los días y doy cinco pesetas de limosna.- Consuelo Sancho.

    La niña Francisca Ramírez, hija de Gregorio y de María, estando enferma de calenturas se puso tan mala una noche a la una que por un momento la creyeron muerta. Sus padres la recomendaron a la M. Cándida y ofrecieron cinco pesetas de limosna si la niña recuperaba la salud, debiendo traerlas al convento ella misma, y a las dos horas volvió en sí y reaccionando poco a poco se puso bien del todo, por lo cual ella y sus padres han venido a cumplir su promesa. Agosto de 1931.

       Valencia.- Yo, Manuela Díaz y García, natural de Valdepeñas y actualmente residente en Valencia, estando para dar a luz, me vi en aquel trance en tan serias condiciones que a juicio de la comadre se presentaba el caso muy mal, por lo que encendí una vela al Santo Niño del Consuelo rogándole por medio de la Madre Cándida que tuviese piedad de mí, prometiendo a la Sierva de Dios  una limosna de cinco pesetas. Poniéndome una reliquia de la Sierva de Dios, en un cuarto de hora salí de mi paso con entera felicidad, por lo que cumplo mi promesa y quedo agradecidísima. Agosto de 1931.

         Torrenueva.- El 26 de Febrero del presente año el niño de nueve años, Angel Cruz León, hijo de Remigio y de Carmen, se rompió el brazo izquierdo, con derrame de sangre. Después de haberle hecho dos operaciones, los médicos aseguraron que el niño quedaría manco para siempre, por ser imposible su curación, ya que tenía el tendón radial cortado. Wenceslaa Lérida Vadillo, abuela del niño, al ver a los padres de éste tan disgustados por aquella desgracia, encomendó este asunto a la M. Cándida de San Agustín, ofreciéndole cinco pesetas de limosna y dos velas para el Niño del Consuelo, si el enfermo sanaba de manera que no le quedase imperfección ninguna en el brazo. Desde aquel momento el niño empezó a mejorar y hoy se encuentra perfectamente bien, lo mismo que antes de la rotura.

      Torrenueva.- Encontrándose mi hija con pulmonía muy grave, y esperando un fatal desenlace, una amiga me llevó una reliquia de la M. Cándida para que se la pusiera, y desde aquel momento empezó a mejorar la enferma hasta ponerse completamente bien. Agradecida a este beneficio de la Sierva de Dios le envío dos pesetas de limosna y suscribo a mi hija a La Perla de Valdepeñas.-  Ladislaa Ballesteros.- Junio de 1931.

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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

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