¡¡¡Surrexit Dominus vere, Alleluia!!!
Con esta exclamación de gozo, por haber alcanzado la meta tan deseada y por la cual había vivido sus 57 años de vida, culminaba su andadura terrena la M. Cándida de San Agustín, hace 163 años tal día como hoy, también un Sábado de Gloria, cuando las campanas de las iglesias de La ciudad Imperial, que fue testigo privilegiado de sus últimos años, tocaban a gloria anunciando que Jesucristo había triunfado sobre la muerte y daba sentido a todos los trabajos y sinsabores que por Él había vivido y soportado.
M. Cándida de San Agustín, sigue viva en el corazón y en la mente de sus paisanos y devotos que anhelan el día en que su nombre figure entre los santos a los que la Iglesia universal proclama públicamente poseedora de las virtudes y santidad de vida de las que ellos personalmente ya están firmemente persuadidos.
Valedora siempre de los más necesitados, de los que hizo el centro de sus preocupaciones y desvelos, sigue atenta a sus ruegos y oraciones y ante el Santísimo Niño Jesús del Consuelo, su Divino Esposo, no deja de interceder por las necesidades de los que a ella recurren.
Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a esta dirección.