SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS"

sábado, 15 de febrero de 2014
EN  EL DÍA EN QUE SE CUMPLEN 210  AÑOS DEL NACIMIENTO DE LA SIERVA DE DIOS SOR Mª CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN, A MODO DE HOMENAJE, DOY COMIENZO  A LA PUBLICACIÓN DE  FRAGMENTOS DEL PERIÓDICO MENSUAL QUE, PARA DAR A CONOCER 
   LA VIDA Y GRACIAS EXTRAORDINARIAS DE LA SIERVA DE DIOS,  
SE PUBLICÓ EN LOS  AÑOS 1931- 1935,  
  BAJO LA DIRECCIÓN DEL BEATO P. JOSÉ AGUSTÍN FARIÑA, O.S.A.

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Núm. 1.                                                             ENERO                                                           1931. ________________________________________________________________________________              
     
                                             NUESTRO  SALUDO

Primer número del periódico "La Perla de Valdepeñas"
           Valdepeñeros, Españoles, Americanos, cuantos habláis la lengua de Castilla; aquí van estas breves páginas a contaros las maravillas de Dios obradas en una de sus almas predilectas, y las no menos admirables obradas por el ministerio de ella en otras almas y en muchos cuerpos.

           La Madre Cándida de San Agustín es una gloria de la Iglesia, de la Orden Agustiniana, de España y de su querida Valdepeñas. Su nombre volará por el mundo y resonará el de su patria chica más popular por haber sido cuna de tan admirable mujer, que por el delicioso licor de sus vides.
       
           Y nada más, que todo sobra en empezando la historia de esta alma y las maravillas de este ángel de la Divina Providencia.

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                                             <<<     P R O T E S T A   >>>


        La Vida de la Sierva de Dios, Sor María Cándida de San Agustín, de la que sacaremos cuantos datos relativos a la ilustre agustina valdepeñera relataremos en esta hojita, está impresa y publicada por el hoy Rdmo. P. General de la Orden Agustiniana, Fr. Eustasio Esteban, con todas las licencias eclesiásticas. Las fuentes de que se han tomado estas relaciones y que enumera el autor en el Prólogo, son de testigos fidedignos, conocedores y amigos de la M. Cándida, y dignos de toda fe; pero como aquí se relatan muchas obras maravillosas y milagrosas, y se da a la Madre Cándida títulos que sólo cuadran a los siervos de Dios ya elevados a los altares, protestamos de una vez por todas que, ni en los calificativos de santidad, ni en el comentario de las virtudes heroicas de esta Sierva de Dios, ni en los sucesos milagrosos que refiramos, intentamos prevenir el juicio de la Santa Iglesia, ni pedimos, hasta que Ella examine la Causa y dé su fallo, que se dé a dichos relatos otra fe que la meramente humana que merecen los que los refieren.

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                      DE LOS NIÑOS ES EL REINO DE LOS CIELOS


        Estas palabras son del Divino Maestro, de la Verdad infalible: "Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo prohibáis, porque de ellos es el reino de los cielos".

            Y tan exclusivamente de ellos es el reino de los cielos, que para entrar en él no hay más remedio que hacerse niños: "Si no os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".

          El pensamiento está prefectamente precisado por la Verdad: "Hacerse como niños"; es decir, no volver a la edad de la infancia, lo cual es imposible, sino revestirnos de las virtudes que caracterizan la infancia: ser como niños.

           En estas palabras recomienda el Señor la humildad, la sencillez. El niño tiene conciencia de su poquedad, de su impotencia, y en todo se hace dependiente de su padre, de su madre, de aquellos a cuya solicitud está confiado; y antes que haya entrado la malicia en su corazón, no sabe desconfiar e ignora las artes del disimulo.

      A esta humilde sencillez invita Jesús a sus discípulos, exigiéndola como condición indispensable para la salvación  del alma, haciéndonos llegar a la convicción de que en el orden sobrenatural la vida de nuestra alma está incomparablemente en mayor dependencia de la gracia divina, que un infante de cuna de su madre. Conocida nuestra impotencia, queda sanada toda presunción; y abandonada el alma al gobierno de la gracia, descansa segura en los brazos del Padre de los Cielos, de la Divina Madre, de su hermano mayor Jesús; se ha hecho niña; nada confía en sí; todo lo espera de Dios.

            A esta confianza sigue el ejercicio de la humildad con el prójimo, y como la humildad es "la verdad", según Santa Teresa, el alma hecha como niña aborrece todo doblez, toda mentira, toda disimulación culpable.

      Estos caracteres de la infancia espiritual adquieren gran realce en algunas almas privilegiadas.  Entre  ellas  es  difícil  llegar a mayor grado de sabia simplicidad que el de la  M. Cándida de San Agustín.

            ¡Qué bien acertaron al ponerle el nombre de Cándida! Toda su vida fué un reflejo del candor de su inocencia. La Eterna Sabiduría que "juega con los orbes" y "tiene sus delicias en el trato con los sencillos", profesa tan grande amor a esa "verdad" de la santa simplicidad, que abate su majestad hasta usar con esas almas queridas de tales familiaridades, que hacen escandalizar a los sabiazos y prudentísimos soberbios del mundo, hacen fruncir el ceño dudosos y desconfiados a muchos cristianos doctos poco sabedores de las finezas que usa con las almas sencillas nuestro Dios, que se hizo niño, lloró y rió como un niño, jugó como un niño y en brazos de cualquiera que complaciese a su Corazón hubiera hecho y haría los semblantes, fiestas y jolgorios que hacen los niños. ¡Y era Dios! ¡Nuestro Dios! ¡El mismo que hoy hace fiestas y juguetea con sus almas queridas!

              No perdamos de vista estos pensamientos al entrar en el relato de las gracias otorgadas por el Señor a la sencillísima y candorosa Sor María Cándida de San Agustín.

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                                  Espigando en la Vida de la Madre Cándida


        Nacimiento y Bautizo.- En la casa número 6 de la calle Córdova (nombre que tomó de la familia de nuestra santa), en Valdepeñas, Provincia de Ciudad Real en España, nació el 15 de Febrero de 1804 una niña, hija de Juan Félix Córdova y Abarca y Telesfora Pozuelo y García, de familia distinguida y posición social desahogada.



        Fué bautizada en la parroquia de la Asunción el 17 de Febrero, y al recibir el agua regeneradora, gritó tres veces con espanto de los asistentes, diciendo: "¡Viva Jesús, viva Jesús, viva Jesús!" Poco tiempo después, hablándose en su presencia de la Sm. Virgen, dijo la niña con asombro de los asistentes: María fué sin pecado concebida.

         Siendo muy pequeña, se salía de la cuna o de la cama de sus padres y se ponía de rodillas a orar; y a los tres años se escondía en casa o salía al campo en busca de soledad y lugar de oración y para hacer penitencias.

           Por este tiempo empezó a aparecérsele y acompañarla San Felipe Neri a quien la niña llamaba El Abuelo.

             ¿Aprender Candidita a leer en cartilla? No señor; un buen día sin más preparación se cogió un libro y cátate aquí a la nena convertida en una lectora excelente, sin más colegio.

             ¡Oh cuántas eran sus ganas de comulgar; pero.... tenía cinco años y no se lo permitían! ¿Qué hacer? Llegarse al comulgatorio cuando estuviesen repartiendo el Pan de los ángeles, y pasando desapercibida del sacerdote, comulgar. ¿La llevarían los ángeles por dar este consuelo a Jesús? El caso es que así lo hizo, y ya quedó tan prendada de Jesús que nadie se atrevió a oponérsele a que comulgara todos los días, lo que siguió haciendo desde entonces.

            Ella no se paraba en barras. Un día el P. Lorenzo, Trinitario, halló a María Cándida subida sobre el altar y forcejeando por abrir el sagrario. -¿Qué haces ahí, niña?- Y ella muy serena respondió: "Estoy abriendo el sagrario para comulgar, porque hoy no he comulgado".

              ¿Las confesiones de Candidita? Eran una santa diversión para los confesores: -Padre, ¿amo mucho a Dios?  No había que insistir  más, porque ya había terminado. Anda, Candidita, vete allí a aquel confesor de enfrente. Y ya convenidos, allá iba con la misma pregunta; y éste la mandaba a otro, y todos se edificaban y decían que más aprendían de aquel ángel que lo que ellos la enseñaban.

              Con tal candor y con una docilidad tan grande a la gracia, ¿es extraño que Jesús obrase en ella y por ella tan grandes maravillas como contará esta historia? Porque Sor María Cándida de San Agustín, al dejar esta vida a los cincuenta y siete años de edad, era sencilla, tan santamente cándida como en la infancia. 

          
                                  
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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                                                       



      

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