PEREGRINACIÓN DESDE SOCUELLAMOS PARA VENERAR A MADRE CÁNDIDA Y AL STMO. NIÑO DEL CONSUELO

viernes, 10 de junio de 2022

El pasado 4 de Junio del 2022, desde Socuéllamos se desplazaron 60 personas entre niños y adultos al convento de San Diego de Madres Agustinas de la localidad de Valdepeñas, para venerar al Santísimo Niño del Consuelo y la Venerable Madre Cándida de San Agustín (Fundadora de dicho convento). El encuentro nace de grupos de catequesis de la Parroquia de Socuéllamos (3º y 6º de primaria), que unidos a algunos papás/mamás, decidieron emprender esta I Peregrinación, haciendo que sea un evento muy especial, ya que ha sido la primera vez que este convento de San Diego de Madres Agustinas de clausura en Valdepeñas, acogía una peregrinación de estas características, por lo que fue un acontecimiento histórico y único para el convento y para la localidad.     



Dicha peregrinación se iniciaba con la Celebración de la Eucaristía, presidida por el Sacerdote de la Parroquia de Socuéllamos, D. Rafael Ruiz Mateos, y donde la participación, el trabajo, la ilusión, la alegría y la actitud de todos los peregrinos y de las monjas que los acogieron, hicieron que este acto estuviera lleno de emociones y fuera realmente entrañable.  En ella, el sacerdote contó con la colaboración de varios monaguillos, y tanto las moniciones, lecturas, peticiones, y ofrendas, fueron realizadas por familias y por niños. La monición inicial fue la que definió esa puesta en camino de estos peregrinos donde, como los Reyes Magos, “querían ver a Jesús”, querían conocer a este Niño del Consuelo que tanta ternura y encanto desprende en sus ojos y en su cara.   



 


 

 El Evangelio del día también marcó algo significativo en ese camino, cuando Jesús le dice a Pedro, “Tú, sígueme”. Este es el camino que los peregrinos emprendieron este día. La homilía vino marcada por explicaciones sencillas para los niños, pero llenas de enseñanza. Se hizo referencia a esa “magia del Bernabéu”, donde se pone de manifiesto esa acción del Espíritu Santo, al que no vemos, pero está ahí guiando los hilos de nuestra vida.  

 



Las peticiones, leídas por los niños de sexto, se dirigían a pedir por las familias, por las vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal, por los niños y jóvenes, y por seguir ese ejemplo del carisma de S. Agustín impregnado en este convento, abanderado por su fundadora Madre Cándida y su mejor legado, el Niño del Consuelo.  Las ofrendas fueron muy significativas, ya que fueron preparadas por estos mismos peregrinos y presentadas ante Dios con la ilusión y la alegría que marcó toda esta peregrinación... Estas ofrendas que con tanto amor se prepararon, fueron unos purificadores y corporal, como signo de participación en la mesa del Señor; un ramo de flores del jardín del propio convento, signo de humildad, entrega, y silencio; un corazón, signo del Abrazo Misericordioso de Dios; una toalla con las iniciales de la Fundadora y del Santísimo Niño del Consuelo, signo de entrega a Dios y a los demás y por último el Pan y el Vino, signo de la generosidad de Dios y de su entrega total hacia nosotros, como Cuerpo y Sangre del Señor.     Al inicio de la Eucaristía, por parte de las Madres Agustinas, se les hizo entrega a todos los asistentes de una Medalla y de un llavero de Madre Cándida y el Niño del Consuelo, en señal de agradecimiento y acogida, que los peregrinos recibieron con muchísima ilusión.             

 









Después de la Comunión, se hizo entrega a la Madre María como Madre de la comunidad por parte de los Peregrinos de un pequeño obsequio, como símbolo del agradecimiento por su acogida, su recibimiento y el entusiasmo puesto en esta peregrinación junto a todo el trabajo que esto conlleva.  



La Eucaristía fue también muy emotiva porque se contó con la colaboración y presencia de devotos de la Fundadora y el Niño del Consuelo.  Otro momento emotivo, lo marcó la poeta Teresa Sánchez Laguna, recitando la poesía que ella misma escribe, para que sea el Himno del Niño del Consuelo y que dicha comunidad acoge con mucho cariño y afecto.      

 



Dicha Celebración, por tanto, culminaría con el “estreno” del canto de este Himno por parte de los Peregrinos y de las monjas del Convento.   Posteriormente, todos los peregrinos pasaron a las instalaciones del colegio S. Agustín, que alberga este convento, donde por grupos (adultos y niños), se les hizo una representación visual, comentada por la directora del colegio, Sor Maria Isabel, donde se les explicó, las vivencias y datos más curiosos y significativos de la vida de la Fundadora Madre Cándida y de los inicios del Colegio en 1964. Esta representación fue expuesta a través de maquetas de dibujos, visualmente muy representativas y que resaltaban lo más importante de la vida de Madre Cándida, dejando constancia en ellas del servicio, fuerza, entrega y experiencia de Dios que fue siempre su sello de identidad y que hoy se respira en “la niña de sus ojos”, como ella llamaba a este convento.  

A los niños se les dio la oportunidad de preguntar todas las curiosidades posibles sobre la vida monacal en este convento de Clausura y no desaprovecharon la oportunidad.          







Después, de la mano de Luis Miguel Ferrero, gran colaborador, los peregrinos se disponen a realizar una ruta guiada por algunas de las calles de Valdepeñas, donde quedan plasmados hechos muy significativos de lo que vivió Madre Cándida en su localidad natal. Dicho itinerario comenzaría visitando el Convento de los Trinitarios (donde estuvieron depositados durante 60 años los restos de Madre Cándida).         



Después, camino a la Plaza subiendo por la calle Virgen, se comentaron anécdotas y reseñas importantes de la vida de esta fundadora, llegando a la Iglesia de la Asunción, donde fue bautizada y donde se hizo reseña de lo más importante vivido por Madre Cándida.                

 






El broche de oro lo dio visitar dónde nació Madre Cándida, en la calle Córdoba, donde se disfrutó de la esencia de esa casa, que aún sigue latente, de la mano de los actuales propietarios (Carmen y Luis Miguel), que tan generosamente abrieron las puertas de su casa y tan bien acogieron a los peregrinos.   



 En esta casa, se conservan dos columnas originales de la casa de Madre Cándida, aún en perfecto estado, junto a una vidriera y una chimenea en el salón, originaria también de su casa natal. Desde luego, que esa casa refleja ese perfume que Madre Cándida iba dejando por donde pasaba.                          





Por último, los peregrinos se dirigieron al Peral, paraje donde se compartió comida, se hicieron juegos y así ya se culmina el paso por Valdepeñas y por tanto , esta fantástica e inolvidable peregrinación.           

 





Según comentan los peregrinos: “es una experiencia vivida inolvidable, para repetirla y para animar a todos los niños de Valdepeñas y alrededores a vivirlo, ya que en este convento y en este colegio se respira y se vive algo muy especial, que ningún otro colegio posee”.  Damos gracias a Dios y a la Virgen por dar la oportunidad de vivir este día tan maravilloso conociendo a Madre Cándida y al Niño del Consuelo, y agradeciendo a estas monjas del Convento, su gran acogida, su amor y su dedicación que harán que este día jamás se borre del corazón de los peregrinos.

¡¡¡SIEMPRE LLEVAREMOS A MADRE CÁNDIDA, AL NIÑO DEL CONSUELO  Y A VOSOTRAS EN NUESTRO CORAZÓN!!!     



 

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