la más preciosa azucena
el más brillante lucero
y del mar la mejor perla.
Es tu cara tan bonita
y tu boquita tan bella
y tus ojos tan preciosos
que parecen dos estrellas.
Tus labios son de carmín
y tus manitas de cera
y un manantial de oro fino
baja desde tu cabeza.
Te suplico, buen Jesús,
nos lleves a vida eterna
y que a tu amada Sor Cándida
cuanto pida le concedas,
y a España tus bendiciones
otorgues a manos llenas.
Luisa Díaz Fuentes
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