APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 7, 2

miércoles, 6 de noviembre de 2013


     486.    Doña Elisa Pingarrón, que siendo niña había visitado varias veces en compañía de su madre, doña Valentina Yárritu, a la Madre María Cándida, sufría de ataques, que el médico conceptuaba graves y de difícil  curación; le fué aplicado el diente de la Madre María Cándida, se encomendó a ella y desaparecieron por completo dichos ataques.

     487.    Una señora, llamada Feliciana Campillo, que había sido novicia en Toledo después de la muerte de la Madre María Cándida, habiendo salido del convento, conservaba como reliquia una muela de la Madre, que la había regalado la Madre Sor Luisa. Cierto día acometió a un hermano de dicha señora un grande y tenaz dolor de oídos, y acordándose de la citada reliquia se la puso al hermano sobre el oído dolorido, sugiriéndole que dijera: "Madre Cándida, cúrame, que si quieres bien puedes", y encomendándose él a la Madre María Cándida  con dicha oración, instantáneamente desapareció el dolor, y dijo a la hermana: "Quítala, que ya no me duele." La misma señora Feliciana Campillo, padeció mucho tiempo fuertes dolores de garganta, e introduciendo en su boca en lo más agudo del dolor dicha muela, y encomendándose a la Madre María Cándida, consiguió muchas veces que se la calmase el dolor.

     488.    La Comunidad del convento de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas, estaba en cierta ocasión necesitada de jabón para concluir de lavar la ropa y sin medios para comprarlo. Avisaron  lo que pasaba las tres Hermanas encargadas del lavadero a la Presidenta de la Comunidad, que lo era la Madre Luisa, primera discípula de la fundadora del convento, y la Presidenta las mandó que fuesen al sepulcro de la Madre María Cándida y se l0 pidiesen; así lo hicieron ellas, llevando una vasija y colocándola en la hornacina de la sepultura junto a la inscripción que allí se lee, y al poco tiempo pasó recado la Madre Tornera a la Presidenta que una señora, llamada Gala, había traído de limosna en un pañuelo una cantidad de jabón fresco por si la Comunidad lo necesitaba, con lo cual se pudo cómodamente concluir el lavado de la ropa de aquella semana.

     489.    Sor Teresa de Jesús, religiosa profesa del mismo convento de Agustinas de Valdepeñas, padeció durante muchos años de caries en el hueso del brazo derecho, y en los días de sus mayores dolores sólo encontraba alivio colocando el brazo sobre la sepultura de la Madre María Cándida, fundadora del expresado convento, y encomendándose a ella.

     490.    Un albañil llamado Juan Manuel Antequera, estando trabajando en una casa de Valdepeñas cayó del andamio desde bastante altura y al caer invocó a la Madre María Cándida, ofreciendo mandar decir una misa si le libraba de la muerte. Resultó el albañil ileso en esta caída  y cumplió religiosamente su promesa.

     491.    La madre de D. Enrique Mateos-Aparicio, sacerdote, con quien reside hoy  en Moral de Calatrava, no pudiendo dar a luz en un parto muy difícil, acudió a Valdepeñas a la intercesión de la Madre María Cándida y al momento nació felizmente la niña, que con el nombre de Pura bendice ahora a dicha Madre Cándida y la profesa gran devoción.

     492.    Doña Josefina Pinilla, casada en Valdepeñas, con tales dificultades se encontró una vez para dar a luz que los médicos consideraron desesperado el caso y la paciente en inminente peligro de muerte, dejándola por deshauciada. En tan grave conflicto fué llevada a la enfermera por doña Ramona Hurtado de Mendoza la correa de la Madre María Cándida de San Agustín, y lo mismo fué ceñírsela que dar a luz felizmente. Cosa semejante sucedió también en otro caso con doña Paulina Pinilla, hermana de dicha Josefa, y ésta nunca ha querido en los siguientes embarazos estar desprovista de la correa de la Madre María Cándida, pidiéndola con bastante antelación y resistiéndose a devolverla hasta no haber dado a luz.

     493.    Doña Petra García, devotísima de la Madre María Cándida, ha experimentado varias veces la eficacia de esta devoción, principalmente  después que quedó viuda, viéndose prodigiosamente socorrida por intercesión de dicha Madre en graves necesidades de la vida.

     494.    Hicieron de la Madre María Cándida en vida de ella algún cuadro al óleo y de él algunas copias o retratos también al óleo. La Madre misma, en carta  de 26 de Agosto de 1860, decía a doña Juana Vizcaíno: "Los retratos han venido tres...; se han manchado, uno tanto que no puede presentarse a nadie. Los ha sacado de cuerpo entero con el libro según estaba el de Santiago. Tenía razón el Conde en decir está atarugado: tengo más narices que cara y una mano grandísima." El  cuadro de la Madre, pintado por Santiago Oñate, cuyo nombre se lee detrás de la tela, lo posee y conserva con veneración grande doña Juana Torres, y tiene de especial que la cara presenta a veces cambios extraordinarios, apareciendo la Madre ora alegre, ora triste, según los acontecimientos prósperos o adversos que sobrevienen después en la familia de doña Juana. Estos cambios, cuando suceden, los notan tanto ella como los demás individuos de la familia.


Retrato al óleo que representa a la Madre Cándida un año antes de morir
 y del que ella misma muestra su descontento.


     495.    Fenómenos análogos se han observado en las fotografías de dicho retrato. En la que tenían con gran reverencia D.  Paz García Valliano y su esposa doña Joaquina García, y hoy conserva su hija doña Petra García, observaron dichos cónyuges D. Paz y doña Joaquina, con varias otras personas, que la Madre María Cándida en los días de jueves y viernes santo movió varios años los ojos y la pluma que tiene en la mano derecha.

     496.    Estando desahuciada de los médicos una mujer pobre en Madrid, en el barrio de Chamberí, una joven llamada Carmen Sent Fernández, que después se hizo religiosa en el  convento de Valdepeñas, en que actualmente vive y se distingue con el sobrenombre de San Agustín, llevó a la enferma la fotografía del retrato al óleo de la Madre María Cándida, que por regalo de doña Josefa Martínez poseía su familia, para que se lo aplicasen a la enferma. Lo mismo fué colocar la fotografía debajo de la almohada de la moribunda que comenzar ésta a sudar copiosamente y librarse de la muerte, como atestiguó la persona que devolvió la fotografía. 


       Desde este blog se ruega a todas aquellas personas que encomendándose a la  poderosa intercesión de la Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín, obtengan alguna gracia o favor, lo comuniquen a:

                                            Monasterio de San Diego de Alcalá

                                                               MM. Agustinas
                                               13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
                                                                 - ESPAÑA -
                                                            Tf: 926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 

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