SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 6 - 2

lunes, 4 de agosto de 2014
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Núm. 6.                                                       JUNIO                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

             (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)

Nuestro Grabado
Virtudes de la Madre Cándida; Devoción al Santísimo Sacramento

  El grabado que publicamos en el presente número representa un episodio de la vida de Sor María Cándida ya conocido por nuestros lectores, y que demuestra la precoz devoción de la niña a Jesús Sacramentado. A los cinco años hizo su primera comunión, sin otra preparación ni ceremonia que la de acercarse furtivamente al comulgatorio, sorprender al sacerdote y recibir a su anhelado Jesús. Desde entonces continuó comulgando diariamente.
     Pero  un día llegó al templo cuando estaba completamente solo. La niña María Cándida deseaba ardientemente comulgar. ¿No encontró quien satisficiese sus ardientes deseos o es que hallo más expedito y más devoto entendérselas a solas con su amado Jesús? No sabemos la causa, pero es lo cierto que la niña no pudo resistir sus ansias; cogió una silla y subiéndose por ella, trepó sobre el altar; cogió la llave y se dispuso a abrir el Sagrario, sacar el copón, coger una hostia consagrada, con la emoción que de su amor sencillo y ardiente se puede congeturar, y comulgarse a sí misma. Pero... he dicho "una hostia"; ¿se habría contentado la infantil devoción de María Cándida con una hostia, o se habría devorado todas las del copón? Porque, si bien es cierto que bien sabía la nena que lo mismo se recibe en una que en un millar, el amor y el entusiasmo no entienden de razones, y su piedad hallaría siquiera el pretexto que durarían más tiempo las especies sacramentales en sus entrañas, que su lengua y sus labios repetirían muchas veces el beso y el gusto de Jesús, y mil otros argumentos que no sabría precisar, pero que los "sentía" muy en el fondo del alma.
      Un contratiempo vino a aguar su dicha; por la puerta de la sacristía asomó alarmado su confesor, el P. Lorenzo, Trinitario, que, yéndole a la mano, le preguntó: -María Cándida, ¿que estás haciendo ahí?- Y ella con toda la sinceridad de su angelical candidez, le respondió: -Estoy abriendo el Sagrario para comulgar porque hoy no he comulgado todavía.
     El hecho de comulgar diariamente en aquella época en que las mismas religiosas no comulgaban generalmente sino en los días festivos, y en que una doctrina errónea, entonces muy en  privanza, alejaba de la sagrada mesa a la mayor parte de los fieles; y comulgar diariamente desde los cinco años, indica dos cosas muy dignas de consideración: La una la viva fe y el ardiente amor de la niña María Cándida, sobre todo hacia la divina Eucaristía; la otra la acción del Espíritu Santo en aquella alma a la que El gobernaba desde la infancia para hacer ostentación en ella del poderío de su gracia.
      Que esta devoción al Santísimo Sacramento no disminuyó con el transcurso de los años sino que fue en aumento de día en día, lo irá probando el relato que de su vida y virtudes irá saliendo poco a poco en estas páginas.
     En las vidas de los santos dos cosas resultan del mayor interés para nosotros: el ejemplo de sus virtudes en la tierra y el poder de su intercesión en el cielo. Y precisamente el medio más conducente a lograr los efectos de esta intercesión consiste en la imitación de sus virtudes. El mayor fruto que podemos sacar de la admirable vida de la Sierva de Dios, Sor María Cándida de San Agustín, es imitarla, y, considerando hoy el amor ardentísimo de aquel corazón a la Divina Eucaristía, prometer avivar la fe y la caridad, honrar a Jesús Sacramentado, visitarle, recibirle, todos los días que sea posible, y desagraviarle, sobro todo en estos días en que tan enormes y horrendos sacrilegios hemos cometido, porque a todos, a la nación española entera alcanza la culpabilidad de los últimos sucesos. Si se les mira desde un punto sobrenatural, no podemos ver en ello otra cosa que un castigo paternal por nuestras infidelidades. Y si decís que más es castigo del mismo Jesús que nuestro, asentimos a ellos con todo el corazón; sí lo es, como lo fue en su Pasión y muerte; El se interpone entre el Padre y el pecador y recibe sobre sus espaldas el castigo que debía descargarse sobre las nuestras. 


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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 
                                                                    

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