APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 3, 5

lunes, 1 de abril de 2013
      199.    San Felipe Neri, compañero dado por Dios a la Madre María Cándida de San Agustín para socorrer milagrosamente muchas necesidades ajenas, la socorrió también a ella de un modo especial en las suyas, siendo como era su Abogado y Protector.
     Tenía que hacer en cierta ocasión la Madre María Cándida una cosa para la cual se necesitaba lumbre; llevó carbón encendido a la celda, y para no ser molestada cerró la puerta. Con el tufo del carbón se sintió tan trastornada, que no se podía mover ni llamar a nadie. Echándola de menos, fueron a buscarla, dieron golpes en la puerta y dijéronla que abriera; pero ella no podía ni abrir ni apenas responder. Entonces, como pudo, dijo a San Felipe Neri: "-Santo Abuelo, abrid vos, que yo no puedo." Abrió el Santo la puerta, y encontraron a la Madre María Cándida medio muerta, que en tres días no pudo hacer nada y quedó muy débil por algún tiempo. Sor Dolores la levantó como si fuese una niña de poco peso y la echó en la cama, donde estuvo privada de los sentidos hasta muy tarde. Hablándole Sor Dolores en ese estado ella contestaba; pero refiriéndole después Sor Dolores las contestaciones dadas, dijo la Madre: "No era yo quien te contestaba, que era el Abuelo; como estabas tan apurada te ayudó en llevarme a la cama y te contestaba como si fuera yo."

          200.    El año 1858 tuvo la Madre María Cándida tal disentería, que hacía veinte días no la paraba nada en el cuerpo; con ningún remedio se la contenía, y estaba tan mal y tan débil, que apenas se podía tener en pie. Entonces la dijo San Felipe Neri: "Cómete un pepino." Y la Madre se lo pidió a Sor Jesús, diciendo que con eso se curaría. Sor Jesús no quería dárselo, pareciéndola un desatino y cosa muy contraria a la enfermedad, hasta que la Madre la dijo: "Dámelo, que me lo ha dicho el Abuelo." Lo mismo fue comerlo que curarse la disentería y ponerse la Madre buena, cosa que después  contaba ella con mucha gracia.

     201.    En su celda tenía una imagen de este Santo, que también se conserva, y entre los libros de su uso, la vida de este mismo Santo en dos tomos, edición de Madrid de 1760, escrita por el P. Conciencia.


San Felipe Neri, gran protector de la Madre María Cándida


     202.    De San Antonio obtuvo también  la Madre un milagro para una de sus hijas, respecto de la cual escribía así el 30 de Septiembre de 1860 a doña Juana Vizcaíno: "La Jesús le dió erisipela el martes pasado; yo lloraba como una niña. Le dije a San Antonio: Antonio, ya ves cómo estoy; pónmela buena. Al día siguiente amaneció buena y se vistió. Le han dicho una misa, pagándoselo así al Santo bendito."
                                        

     203.    Antes de esto, no teniendo la Madre María Cándida en cierta ocasión para pagar lo que debía por las obras del convento de Valdepeñas, echó a la lotería y se encomendó mucho a San Antonio para que la tocara; pero no la tocó. Vió después un cuadro de este Santo y con toda sencillez, le dijo: "Mira San Antonio, ¡valiente  sujeto!, que le he encomendado tanto y le he pedido que me cayera la lotería para pagar, y no ha hecho nada." Al otro día, temprano, estando la Madre con Sor Dolores de Jesús, se apareció San Antonio como un rayo, y preguntándole la Madre María Cándida quién era, se dió el Santo a conocer y le dijo que para Dios no hay nada imposible. Sor Dolores recibió un susto muy grande, porque fué como un relámpago aparecerse el Santo, hablar y desaparecer; pero la Madre quedó bien penetrada de que la obra de la fundación del convento de Valdepeñas era obra de Dios y que Él daría cuanto para ella fuese necesario.



San Antonio de Padua, imagen perteneciente a la fundación.                                      

     204.    La fe heroica de la Madre María Cándida de San Agustín se manifiesta en sus actos de piedad y en sus buenas obras y padecimientos, especialmente en favor de las almas del Purgatorio, a las que profesó siempre gran devoción y por las cuales sufragó y satisfizo abundantísimamente con toda clase de trabajos y sacrificios.

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       Desde este blog se ruega a todas aquellas personas que encomendándose a la  poderosa intercesión de la Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín, obtengan alguna gracia o favor, lo comuniquen a:

                                            Monasterio de San Diego de Alcalá

                                                               MM. Agustinas
                                               13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
                                                                 - ESPAÑA -
                                                            Tf: 926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 

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