APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 6, 3

miércoles, 16 de octubre de 2013


     451.    Jacinto López, de Villa del Prado, visitó muchas veces, varias de ellas acompañado de su esposa Faustina Martín, a la Madre María Cándida, a la cual veneraba como santa, y como tal siguió venerándola después de muerta. Asistió devotamente a la traslación de sus restos en Toledo, tocó a su boca, que estaba fresca como el día en que murió, el rosario que usaba, y conservó con gran veneración una fotografía de uno de los retratos al óleo que representan a la Madre. Por tan santa la tenía, que en el rezo con su familia, después de las comidas, entre los Padrenuestros que rezaba, uno era de devoción a la Madre María Caádida, diciendo: "-Un Padrenuestro a la Madre María Cándida, no porque ella lo necesite, que es una santa, sino para que nos proteja e interceda por nosotros." Constantemente llevaba en el bolsillo el rosario que había tocado a su boca; de él se servía en la práctica de esa devoción, y en su muerte dispuso que fuese para una nieta que hoy lo conserva. Y la fotografía del retrato de la Madre quiso que le acompañase en el sepulcro, ordenando que se la pusiesen en la mortaja, orden que cumplieron religiosamente sus hijos el 31 de Diciembre de 1900, en que él murió santamente.

     452.    Don Paz García Valliano, farmacéutico en  Villa del Prado, juntamente con su esposa Joaquina García, continuó teniendo y venerando como santa a la Madre María Cándida después de muerta, se hizo con la fotografía del retrato al óleo de la misma y conservó con grande estima como alguna carta que de ella había recibido. Tal era la devoción de Don Paz y su esposa a la Madre María Cándida que en el rezo diario del Rosario añadían y se encomendaban con un Padrenuestro a ella denominándola "La Monja Santa".

     453.    Doña Petra García, hija de D. Paz García Valliano y de doña Joaquina García, heredó de sus padres la veneración y devoción a la Madre María Cándida, invocándola frecuentísimamente como santa y rezándola todos los días en tal concepto un Padrenuestro para que la proteja y ampare en sus necesidades. Conseva asimismo con gran estima la fotografía de uno de los retratos al óleo de dicha Madre, que fué de sus difuntos padres.

     454.    Doña Romana Reolid tuvo, como sus padres y hermanos, en opinión de santa a la Madre María Cándida, y como tal ha seguido y sigue teniéndola, profesándola verdadera devoción y venerándola con gran piedad en una fotografía de uno de los retratos al óleo que representan a la Madre María Cándida, fotografía que conserva con tanta estimación que por nada ha consentido ni consiente desprenderse de ella. De tal devoción ha experimentado doña Romana saludables efectos, pudiendo calificarse algunos de verdadero prodigio.

     455.    Doña Juana Vizcaíno, que trató mucho en vida con la Madre María Cándida, la veneró como madre, queriendo ser religiosa de su fundación de Valdepeñas, aunque no llegó a serlo, y la ayudó cuanto pudo para dicha fundación, socorriéndola también con sus limosnas; la siguió venerando como santa después de muerta, encomendándose en sus necesidades a ella; conservó como reliquias muchas cartas que de ella había recibido, un trozo de velo, una muñeca vestida de religiosa agustina por la misma Madre María Cándida y un cuadro al óleo que la representa; asistió con devoción   a la traslación de sus restos el año 1876, y procuró, por medio de la Madre Luisa, primera discípula de la Madre, hacerse con alguna reliquia de ella, consiguiendo que la diese un diente, por el cual obró después el Señor algunos milagros.

     456.    Doña Jacoba Aguado, muy amiga de la Madre  Cándida, a la que visitaba con frecuencia en el convento de Agustinas Magdalenas de Alcalá, conservaba con gran veneración un pañuelo calado y bordado por dicha Madre y quiso que después de su muerte fuese restituido al expresado convento para que se conservase en él como reliquia.

     457.    Don Antonio Puerta, canónigo de Alcalá y después de Toledo, tuvo en vida por santa, y como tal siguió teniéndola después de muerta, a la Madre María Cándida, y hacia el año 1880, llevó de Toledo y entregó al convento de Agustinas Magdalenas de Alcalá una fotografía de las pocas que entonces existían, de un retrato al óleo de la misma Madre, encargando a las religiosas que lo tuviesen como una reliquia.

     458.    En la Comunidad de Agustinas Magdalenas de Alcalá, en cuyo convento la Madre María Cándida vivió más de veintisiete años, siempre ha habido después de su muerte algunas religiosas que la han tenido por santa, como las hermanas Manuela de San Felipe y Francisca de los Dolores y la Madre Juana de Santa Teresa. Ésta, que falleció en 1909, conservaba con veneración un Corazón de Jesús pintado por la Madre María Cándida, en un trozo de papel, con la inscripción, "Detente: el Corazón de Jesús está conmigo", y se servía de él como de registro en su breviario. 



Santísimo Niño Jesús del Consuelo con quien la Madre Cándida mantenía una tierna familiaridad y actualmente
se venera en el Convento de Valdepeñas, por ella fundado.

     459.    La misma Comunidad de Madre Agustinas Magdalenas de Alcalá ha recibido y conserva con aprecio y veneración el pañuelo  calado y bordado por la Madre Cándida, restituido al convento después de la muerte de doña Jacoba Aguado y la fotografía del retrato al óleo de la misma Madre, regalada por el señor canónigo D. Antonio Puerta. Conserva asimismo, con religiosa estima el Corazón de Jesús pintado por la Madre María Cándida, varios libros con el nombre de ella y la mesa que fué de su uso, deseando que esta su ilustre hija llegue cuanto antes a ser venerada en los altares.

     460.    El P. Sabas Trapiella, docto y virtuso sacerdote de la Compañía de Jesús, que entre sus hijos de confesión contaba a D. Manuel Raposo, hizo el año 1866 un viaje a Toledo para visitar al prodigioso Niño Jesús del Consuelo de la Madre María Cándida, y puesto al habla con la Madre Dolores de Jesús, compañera que había sido de dicha Madre María Cándida desde el año 1827,  la instó y apremió vivamente para que escribiese lo que sabía de dicha Madre, diciéndola que estaba defraudando a Dios Nuestro si no lo hacía así para su mayor gloria; tal era el concepto que tenía de la santidad de la Madre María Cándida.


     461.    La Madre Dolores escribió el mismo año una compendiosa Declaración relativa a la vida de la misma Madre María Cándida, y se la remitió al expresado P. Sabas Trapiella. Empieza así: "Yo, Sor María Dolores de Jesús, declaro lo que he visto y sé de mi Madre Sor Cándida de San Agustín, que estuve a su lado desde el año 27 hasta el 61, que murió el 30 de Marzo. Lo que yo no he visto me lo tiene dicho la misma.- Toledo, a 6 de Marzo de 1866."

     462.    La misma Madre Dolores de Jesús, que en vida había tenido y venerado como santa a la Madre María Cándida, como tal la tuvo y veneró después de muerta y como tal la invocó en la hora de su muerte, que fué la de los justos, acaecida el 4 de Abril de 1879, en el convento de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas, cuya fundación había continuado y llevado a cabo después de muerta la Madre María Cándida de San Agustín.

     463.    La Comunidad de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas, siempre ha tenido, y tiene en concepto de santa, a su fundadora la Madre María Cándida de San Agustín, y conserva con religiosa veneración y como preciosas reliquias, un diente y dos pañuelos con algunas señales de sangre de ella. Conserva, además, el crucifijo que constantemente llevaba consigo, un trozo del velo , dos correas con que ceñía el hábito, un par de medias y algunas vendas que fueron de su uso. Igualmente dos sillas, una grande, de brazos, y otra pequeña, unas tijeras pequeñas, una de las muletitas de mano, de que se servía para andar en los últimos meses de su vida, y varios libros de edificante lectura que llevan de propia mano escrito el nombre de la Madre María Cándida. Asímismo un crucifijo grande, de mesa, y las imágenes de San Felipe Neri, San Diego de Alcalá y San Francisco de Paula, que con la preciosa y milagrosa del Niño Jesús del Consuelo, tenía la Madre fundadora en su celda. Finalmente, dos retratos al óleo de la misma Madre, enviados al convento por doña Juana Vizcaíno.


Crucifijo de mesa que perteneció a la Madre Cándida de San Agustín 


     464.    El Vicario General del Priorato de las Ordenes militares D. Clemente León y Rivas, contestando a la Presidenta del convento de Agustinas Magdalenas de San Diego de Valdepeñas que le avisaba de la traslación de los restos de la Madre María Cándida de San Agustín, se congratuló con ella y con toda la Comunidad por tan fausto acontecimiento, y, después de calificar de venerables dichos restos, añadió: "Tampoco dudo  que la presencia de los mismos enardecerá los corazones de sus hijas, llamándolas al cumplimiento de sus particulares deberes, y a la práctica de todas las virtudes de que su venerada Madre dió un constante ejemplo". 

     465.    Don Gabino Marqués, Dignidad de Tesorero de la Iglesia Primada de Toledo, asistió devotamente a la traslación de los restos de la Madre María Cándida, la ha tenido y tiene en opinión de santa, por consideración a ella ha hecho grandes beneficios a la iglesia del convento por ella fundado en Valdepeñas y conserva como reliquia con gran veneración el crucifijo que interiormente llevaba colgado al cuello la Madre María Cándida y le fué regalado por la compañera de la misma la Madre Dolores de Jesús.

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       Desde este blog se ruega a todas aquellas personas que encomendándose a la  poderosa intercesión de la Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín, obtengan alguna gracia o favor, lo comuniquen a:

                                            Monasterio de San Diego de Alcalá

                                                               MM. Agustinas
                                               13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
                                                                 - ESPAÑA -
                                                            Tf: 926 32 21 05

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