APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 6, 2

viernes, 4 de octubre de 2013


     444.    Sucedió que D. Manuel tuvo que ir a Algete para visitar a su madre, ya muy anciana, que deseaba verle antes de morir, y desde alli el 31 de Agosto de 1848, se fué a Alcala, donde nunca había estado, y, sin saber dónde estaba el convento de Agustinas Magdalenas, se fué allá casi derecho, sin preguntar más que a una mujer cuando ya estaba cerca. Llegó al abrirse el torno, y al preguntar si se podía ver a Sor Cándida de San Agustín, oyendo tal pregunta la Madre Dolores de Jesús, que entonces era Tornera, le dijo: "-Usted es el señor Manuel", de lo que se admiró éste, no habiendo hablado nunca con ella ni estado él por allí.

     445.    Salió la Madre María Cándida, que desde Junio ya sabía que había de ir D. Manuel a verla, y después de dos o tres horas de preguntas y respuestas que éste tuvo con ella, aun de cosas que él sólo sabía y tenía en su interior, y de ver cómo concordaban sus palabras con la verdad, quedó plenamente convencido y satisfecho de la santidad de dicha Madre. Siguió después tratando con ella, visitándola y escribiéndola y recibiendo cartas de ella, de las cuales se conservan algunas, por espacio de más de doce años, confinmándose más y más en la verdad de la santidad de la misma Madre.

     446.    El 28 de Noviembre de 1860 escribía la Madre María Cándida a doña Juana Vizcaíno: "Encomienda a Dios a la única tía que tenía, hermana de mi mamá... Era buena cristiana, me temía mucho, no sé por qué. En sus últimos momentos me clamaba con todo su corazón; me decía: Cándida mía, ángel de tu tía, presenta mi alma a Dios, alcánzame el perdón de mis pecados; me pena mucho lo que he hecho contra tí, sobrina mía de mi alma; perdóname, santa   mía. Estas cosas las decía a voces con otras muchas que las lágrimas no me dejan seguir. Tía mía, ¡cuánta pena me ha causado no haya tenido el consuelo de recibir los Santos Sacramentos, que tanto deseaba y pedía! Encomiéndala a Dios. Mañana darán principio a decir las misas que yo la voy a aplicar."  

     447.    La opinión de santidad en que fué tenida la Madre María Cándida durante su vida continuó después de su muerte.

     448.    La Comunidad de Agustinas Concepcionistas siempre ha conservado deshabitada la celda en que vivió y murió la Madre María Cándida, destinándola exclusivamente a conservar en ella objetos dedicados al culto divino y a celebrar las elecciones de Superioras, y esto por la veneración y opinión de santidad en que ha tenido y tiene a dicha Madre. Con la misma veneración conservan la fotografía del retrato al óleo que la representa, el costurero y una cestita que fué usada por ella.


El 9 de octubre del 2011, el primer grupo de peregrinos, visita el convento de Las Gaitanas, donde
 la Madre María Cándida vivió sus últimos años y murió el 30 de marzo de 1861.


Fotografía y libros de la Madre María Cándida que se conservan en la celda donde vivó y murió.

Una peregrina, arrodillada en el reclinatorio de la Made Cándida


  Los peregrinos, en el interior de la celda  de la Madre Cándida, escuchan,
 las explicaciones del P. Teófilo Viñas,O.S.A.


....y  obserban  emocionados, los objetos personales que en ella se conservan.

     449.    Don Manuel Raposo siguió teniéndola en el mismo concepto de santa y trató de recoger las noticias que pudo respecto de ella, y las consignó en un escrito que tituló: "Apuntes sobre la vida y demás de la V.M. Sor María Cándida de San Agustín, Religiosa Agustina del convento de las Magdalenas de Alcalá de Henares, que murió en Toledo, en el convento de Religiosas Agustinas Gaitanas, con fama de santidad, el día 30 de Marzo, Sábado Santo de 1861, al tocar a la Aleluia; que yo Manuel Raposo he sabido por personas fidedignas que la conocían y trataban y he oído de su boca y por cartas me comunicaba en doce años que la he tratado." El mismo D. Manuel conservó celosamente y con religiosa veneración algunas cartas recibidas de la Madre María Cándida, parte de su velo y otros objetos que la habían pertenecido.

     450.    Los padres de Sor María Asunción y de Sor Trinidad, religiosas dominicas en Ajofrín, tenían en opinión de Santa a la Madre María Cándida de San Agustín, y dichas religiosas la tuvieron y la tienen en el mismo concepto, conservando una de ellas, Sor María Asunción, como reliquia un ejemplar de la Imitación de Cristo con el nombre y apellido de la Madre, que ésta había regalado al padre de dichas religiosas.





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