APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 1, 12

martes, 9 de octubre de 2012
     76.    Son innumerables los casos de almas que se le presentaban pidiéndole socorro. El alma del padre de Sor Dolores de Jesús visitaba a menudo a la Madre  María Cándida y le decía: "- Tengo un derecho a que me saques pronto del purgatorio, porque fuí el que hice más fuerza para que entrases religiosa." Y después de estar en la gloria la visitaba todos los años el día de San Andrés Apóstol, día de su fiesta, porque se llamaba Andrés. Eran sin número las almas que por intercesión de la Madre María Cándida subían al cielo, viniendo antes a despedirse de ella y a darle las gracias por lo mucho que las había socorrido con sus oraciones y penitencias.

     77.    No faltaron a la Madre María Cándida contrariedades que soportar por parte de las criaturas, que a veces la mortificaron de un modo extraordinario. Un oficial de tropa conocía y trataba una de las religiosas del convento de Alcalá, con la cual hablaba aproximándose a la reja después que las otras salían del coro; advirtiendo esto la Madre María Cándida, que en el trienio empezado el 11 de Mayo de 1846 era Vicaria de coro y enfermera, se quedaba en el coro hasta que el uno o el otro se marchaba, y desagradaba esto tanto al oficial, que indujo a la religiosa a que matase a la Madre María Cándida. Y, efectivamente, dicha religiosa primero la envenenó, ofreciéndole en una taza de flor de malva que le llevó estando la Madre María Cándida constipada; después trató de degollarla con un cuchillo, y por fin, la tiró por la escalera para que se matase; pero de todos estos peligros la sacó prodigiosamente el Señor con bien, en premio sin duda de la caridad por ella usada para librar a aquella religiosa de las asechanzas de aquel hombre, que pretendía perderla sacándola del convento. 

     78.    Fué singular compañera de la Madre María Cándida de San Agustín Sor Dolores de Jesús, que por encargo del Señor, como testifica la misma Madre Dolores, la cuidaba y acompañaba en los trabajos: "Estando en el coro con la Madre -escribe Sor Dolores, hablando de la compañía con que San Felipe Neri favorecía a la Madre María Cándida-, sentí una moción especial, y preguntándola qué sería, me dijo: "-Te ha dicho el Abuelo (que así llamaba al Santo) que cuides mucho de quien ha de ser tu guía, que soy yo, y te ha puesto la mano en el hombro." Y desde entonces, aunque nunca me había separado de ella, era tanto lo que nos queríamos, que éramos una misma voluntad, un mismo querer y una misma cosa las dos." Y en otro lugar, la misma Madre Dolores refiere los siguiente: "Dijo el Señor a la Madre, entre otras muchas cosas, que a mí me amaba mucho, mucho, mucho, y que ya me había perdonado mis pecados, favor no merecido que me hizo el Señor por su gran misericordia, y que yo era su guardajoyas, porque le guardaba su Cándida, y que yo sería el contrapeso de la cruz de la Madre." Cierto día dijo la Madre María Cándida a su compañera Sor Dolores de Jesús: "-Tenemos que padecer una grande persecución de las criaturas; dime si la podrás sufrir." A lo que contestó Sor Dolores: "-Yo sola, no; pero con Dios, sí." Llegado el tiempo de la persecución, fué tan terrible, que necesitaron grandísima gracia del Señor para poderla resistir; pero, después de mucho sufrir, lo que era trama del diablo se deshizo y quedaron victoriosas y pacíficas.

     79.    Pasada dicha persecución, llegó a ser la Madre María Cándida Prelada del convento de Alcalá de Henares, cosa que años antes había anunciado a su compañera Sor Dolores. La elección, que fué el año 1850 en 20 de Octubre, se hizo bajo la presidencia del eminentísimo señor Cardenal Arzobispo de Toledo, D. Juan José Bonel y Orbe, con un completo gozo por lo mucho que todas la querían, y fué acompañada de los sucesos milagrosos siguientes.

     80.    Vió Sor Dolores ese día subir a la celda de la Madre María Cándida una religiosa vestida lo mismo que ésta, con el anterrostro echado hasta abajo, como la Madre María Cándida iba cuando salía de comulgar; sin hablarle, le hizo paso en la escalera y la sintió abrir la puerta de la celda y entrar; mas, encontrándose luego Sor Dolores con ella, le preguntó: "-¿Has entrado en tu celda?" Y ella contestó: "-No." Porfiaba Sor Dolores que la había visto subir la escalera, y ella dijo: "- No es a mí a quien has visto subir, que ha sido la Santísima Virgen, que iba a bendecir mi celda." Quedó Sor Dolores como fuera de sí al saber que la Virgen había pasado a su lado.

     81.    Elegida Priora, fué la Madre María Cándida a la sepultura de la Hermana Mercedes, a quien había querido mucho, a decirle que la habían elegido Priora, y Sor Mercedes le contestó que el mérito no estaba en ser elegida Priora, sino en saberlo ser. Después de lo cual la Madre María Cándida, dijo a la Comunidad, reunida en el refectorio, que trataría a todas las religiosas como verdadera madre, cuidando de que nada les faltase en lo temporal, pero que en lo espiritual las ejercitaría y ayudaría bastante para quebrantar la propia voluntad.


Libros, manuscrito y útiles de escritua de la Madre Cándida de San Agustín

   

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