APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE LA MADRE CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN 3, 19

lunes, 22 de julio de 2013
                                       OBSERVANCIA  DE  LOS  VOTOS

                                                                  De  la  pobreza.

     330.    Amó y practicó toda su vida la Madre María Cándida la virtud de la pobreza, es decir, el despego absoluto de los bienes terrenos. Hija de familia rica, adornada de dotes no comunes hubiera podido, quedando en el siglo, crearse una posición para muchas envidiable; pero ella, sin preocuparse siquiera de saber lo que tenía, quiso deliberadamente renunciar a todo por amor de su Esposo divino, que había proclamado bienaventurados los pobres de espíritu, por que de ellos sería el reino de los cielos.

     331.    Vivía la Madre María Cándida completamente despegada de las cosas terrenales, no considerándose propietaria de cosa alguna, sino sólo usufructuaria de lo que la Comunidad la concedía y la era estrictamente necesario, y usando de ello con completa dependencia de la Superiora. Así, por ejemplo, en el libro de rezo "Officia Propria Sanctorum Ordinis Eremitarum S. Augustini", edición de Madrid de 1827, que se conserva en el convento de Agustinas Magdalenas de Alcalá, se lee: "A uso de Sor María Cándida de San Agustín con licencia de mi Señora priora. Gracias a Dios y bendito sea por todo. Amén Jesús. Abril 19 año 46".     
          
Entrada  a la celda donde murió la Madre María Cándida de San Agustín                             
     332.    Tan amante era la Madre María Cándida de la pobreza religiosa, que al preparar en Toledo, ayudada de su compañera, la Comunidad que había de trasladarse después al convento de Valdepeñas por ella fundado, quiso que se estableciese con la sólida base de la vida común perfecta. Pobre, además, en cuanto al efecto quiso que fuese su Comunidad, contentándose de lo necesario, obtenido muchas veces de limosna.

     333.    Muerto su padre, dispuso la Madre María Cándida, con la licencia de sus superiores, de toda su legítima, sin reservarse lo más mínimo, en la adquisición del solar en que se había de construir el convento de Valdepeñas, que por voluntad de Dios y con licencia de sus Prelados tenía el encargo de fundar.



Libros y reclinatorio de la Madre María Cándida de San Agustín que se conservan en la celda donde murió.

     334.    Y antes de morir, para estar más desprendida de todo y volar expeditamente al cielo a unirse con su Amado, quiso hacer solemne desapropio de lo que tenía a su uso, confirmando más y más el voto de pobreza que tenía hecho en su religiosa profesión y el completo despego de todo bien caduco, a que había llegado mediante la práctica de la santa virtud de la pobreza.

                                                          De  la castidad

     335.    La castidad, que, al decir de la Madre María Cándida de San Agustín, es "virtud que roba el corazón de nuestro Padre Dios", fué sumamente amada de esta Sierva de Dios, que eligió por complacer a su celestial Esposo Jesús vivir en castidad perfecta, abrazando el estado religioso. Demostró su heroísmo en esta virtud luchando largo tiempo y sobreponiéndose con gran constancia a las dificultades que se opusieron a su vocación religiosa.  "Yo, hija mía -escribió ella misma el 20 de Diciembre de 1860 a doña Juana Vizcaíno- sabes te tengo dicho el modo que tuve para ser religiosa. No lo preguntaba, sabía que el mundo no era para mí; y sin embargo que tenía cuanto puede alagar como son riquezas y ser guapa, según me decían, y muchos lobos que me hacían la rueda y deseaban cogerme, los despreciaba y sólo suspiraba llegara el día de dejarlo; y aunque me hubieran hecho emperatriz, jamás me harían desmayar. Como me sucedió, tuve que esperar tres años que duró la Constitución por no tener la edad;  esperé otros tres años, sin que las amenazas me acobardaran, ni las ofertas que me hacían me entibiaran. Así pensaba yo, amada Juana mía."

     336.    Si antes de ser religiosa la Madre María Cándida, para conservar intacta su pureza virginal, se ejercitaba en la oración, frecuentaba los sacramentos, amaba la soledad y huía del ocio, hacía gran penitencia y era devotísima de la Santísima Virgen, especial Maestra y Abogada de las almas castas, con mayor empeño se sirvió con toda diligencia de estos y otros medios después que con voto solemne de castidad se ofreció al Señor en perpetuo holocausto por medio de la profesión religiosa. Llegó así al término de su vida sin haber manchado en manera alguna su inocencia bautismal, como lo aseguran los que íntimamente trataron y conocieron a esta Sierva de Dios.

     337.    Fué muy especial la castidad y pureza angelical de la Madre María Cándida de San Agustín; pues por singular favor de Dios fué ella tan sencilla e inocente, que no conoció ni sintió los movimientos de la concupiscencia,  causa frecuente de tantos pecados, y por mucho tiempo la conservó el Señor en una santa ignorancia de cuanto se opone a esta virtud de la pureza.

     338.    Otra gracia singular concedió también el Señor a la Madre María Cándida; pues en cierta ocasión, sintiendo la molestia que mensualmente suelen experimentar las mujeres, dijo en forma de súplica a Jesús estas o parecidas palabras: "-Pero, Esposo mío, ¿a qué esta incomodidad para mí?", y desde entonces desapareció y no volvió a sentir tal incomodidad o molestia.

     339.    La pureza angelical de la Madre María Cándida de San Agustín fué ensalzada, aun en vida, por su divino Esposo, concediendo en varias ocasiones, principalmente después de la sagrada comunión, singular fragancia al cuerpo de esta su Sierva: de tal fragancia, mayor o menor según la festividad del día, fueron testigos muchas veces las religiosas de la Comunidad; y era tal dicha fragancia que confortaba el corazón.

     340.    También hizo el Señor algún milagro en vida de la Madre María Cándida mediante la invocación de esta su Sierva y aplicación de algún pañito empapado en sangre de ella.


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       Desde este blog se ruega a todas aquellas personas que encomendándose a la  poderosa intercesión de la Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín, obtengan alguna gracia o favor, lo comuniquen a:

                                            Monasterio de San Diego de Alcalá

                                                               MM. Agustinas
                                               13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
                                                                 - ESPAÑA -
                                                            Tf: 926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

                                             POPULAR   IBAN  ES12 / 0075 / 0556 / 52 / 0700777973 

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