SOR MARÍA CÁNDIDA DE SAN AGUSTÍN "LA PERLA DE VALDEPEÑAS" 11, 4

sábado, 31 de enero de 2015
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Núm. 11.                                               NOVIEMBRE                                                         1931. ________________________________________________________________________________              

                            (Del periódico "La Perla de Valdepeñas" publicado entre los años 1931-1935)


                      Acciones  de  gracias
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      Carabanchel.- Reverenda Madre Priora de la Religiosas Monjas Agustinas de Valdepeñas (Ciudad Real).
         El objeto de esta carta, es para manifestarle como hacía cinco meses que me encontraba enfermo con bastante gravedad; en esta fecha me encontraba en el Hospital Militar de Carabanchel, (Madrid) estando sesenta y cuatro días en cama en la Clínica 12 de Medicina, no dando esperanza ninguna de mi vida y acordando el Sr. Jefe de la Clínica D. José Valdés que fuese pasado a la Clínica 2ª de Cirugía para recibir una operación quirúrgica del hígado y renunciando a hacérmela, no solo por encontrarme muy débil, sino también por no dar mucha fe a dicha operación. En este tiempo ocurrióme la desgracia del fallecimiento de mi esposa e hija, a consecuencia de un parto, y Vicente Sancho Gómez, Sanitario de la Clínica 11 y 12 de Medicina, enterado por Dª Carmen López del estado tan grave en que me encontraba, me facilitó una reliquia de mi queridísima Madre Cándida de San Agustín, siéndome puesta en el pecho con la mayor ilusión. A los cuatro días de tener puesta la reliquia de la Madre, por orden del Sr. Jefe de la Clínica 2ª de Cirugía D. Eduardo Sánchez Vega, fuí pasado a la Clínica de Infecciosos hasta que Dios dispusiera de mí, por no dar esperanza ninguna de mi vida, haciendo presente que de la Clínica 2ª de Cirugía fuí trasladado a la de infecciosos en camilla por no poder moverme y tener todo el cuerpo hinchado. El Sr. Jefe de la Clínica de Infecciosos, doctor Montalvo, al reconocerme dijo que no daba esperanza ninguna de mi vida, por el estado agónico en que me encontraba. Fué tan grande la fe y la ilusión con que acogí la reliquia de la Madre Cándida de San Agustín, que desde aquel mismo momento me ha sido imposible poderla borrar de mi mente, no terminando nunca de suplicarle que recobrara mi salud, por el desamparo tan grande en que se quedaban mis queridos hijos al perder a sus amados padres, y hoy, agradeciéndole mi vida a la Madre Cándida de San Agustín, yo les mando el milagro que ha obrado conmigo, para que sea publicado en mi nombre en La Perla de Valdepeñas, asegurando su verdad para gloria de Dios, por la intercesión de su Sierva, la Madre Cándida de San Agustín. 
     Hoy, encontrándome en el Hospital Militar de Carabanchel restablecido de mi gravísima enfermedad, hago presente a V. que desde este mes me suscribo a La Perla de Valdepeñas y tan pronto salga del Hospital iré hacerle mi visita ofrecida al sepulcro de la Madre Cándida de San Agustín.- Diego Valenzuela Sánchez.- Carabanchel, 2 de octubre de 1931.

     Dos Torres.- Estando celebrando el alcalde de esta población en el Ayuntamiento, una reunión con los vecinos designados, para repartirse los obreros sin trabajo, estos en número de 300 que se hallaban en la plaza arrojaron piedras contra las personas que se hallaban en la puerta del Casino que se vieron obligadas a refugiarse en el interior.
      Mi hermano Carlos al huir se arrojó por una ventana al patio; sufriendo una conmoción cerebral, y la fractura del cráneo quedando en gravísimo estado.
       En tan triste situación recurrí al Niño Jesús del Consuelo, para que por intercesión de la Madre Cándida nos alcanzara su salud, si nos convenía; para ello solicite de una amiga una reliquia de la Madre Cándida que junto con la estampa le apliqué al enfermo.
      Dos hermanos médicos que tenemos y que alternativamente le asistían día y noche diagnosticaron su inminente peligro, como también que de salir, podría quedarle algún defecto de enajenación mental, e igualmente coincidían siete médicos más que le vieron. Continuó por espacio de cuarenta y ocho horas, sin poder tomar nada, y sin sentido, y con la misma gravedad cinco días. Yo no perdía las esperanzas y suplicaba a la M. Cándida, que ya que era el primer favor que de ella solicitaba, no esperaba ser desatendida; y así fué, pues a los cinco días recobró el conocimiento, y puede decirse la vida, pues desapareció la gravedad. Llena de alegría toda la familia, damos mil gracias al Niño Jesús. Su esposa se suscribe a La Perla, y compra la estampa a todos los de su casa; y yo lo publico para honra y gloria del N. Jesús  del Consuelo, y para lograr ver elevada a la M. Cándica al honor de los altares.- Elvira Gª Arévalo Cejudo.- Dos Torres 2 de octubre de 1931.

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                                                               Oración 
  
                                      ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!
                         que de tantas maneras has manifestado tu Omnipotencia
                         y Misericordia en favor de los hombres: escucha mis ruegos
                         en la necesidad que ahora siento y por los méritos e intercesión
                         de la V.M. Cándida de San Agustín, concededme la gracia que 
                          pido si ha de ser para tu mayor gloria y bien de mi alma. Amén
                           
                                                        (Hágase la petición y récense tres Gloria Patri)

                       Rogamos nos comuniquen las gracias recibidas por intercesión de la
                                                          Sierva de Dios Madre Cándida de San Agustín. 
                                                       Pueden dirigirse a: MONASTERIO DE SAN DIEGO,
                                                                    MM. AGUSTINAS,  c/ Convento, 1
                                                                                13300 Valdepeñas 
                                                                           (Ciudad Real) ESPAÑA
                                                                                Tel.  926 32 21 05

                    Quienes deseen ayudar, con sus limosnas, a la causa de canonización de la Sierva de Dios, y a los gastos de edición de libros, estampas y reliquias, para dar a conocer su vida y propagar su devoción, pueden enviar sus donativos a nuestro Monasterio, por giro postal o por transferencia Bancaria a la cuenta corriente número:

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