Yo busqué, siendo niño, un amigo
y mi madre a tu altar me llevó,
ahí le tienes, me dijo, y contigo
una eterna amistad se pactó.
No me dejes, ¡oh Niño Divino!
te lo pido postrado en tu altar,
vale más tu amistad y tu cariño
que las perlas que encierra la mar.
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